Cualquiera que me conozca sabe que mi adjetivo favorito es "entrañable" y que lo utilizo indistintamente para todo tipo de personas, incluso las más dispares entre sí. Por ejemplo, Kitty Fitzgerald, autora de "Pigtopia", con sus colores chillones y su aspecto de abuela inglesa y su esfuerzo por pronunciar de la manera más delicada posible para que se le entendiera todo.
Sobre la obra ya he hablado, y no pienso cebarme. Definitivamente, no se lo merece.
Y "entrañable", también, es la última palabra del artículo sobre una chica definida en otros ámbitos como "claramente duéndica". Con razón.
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