viernes, junio 16, 2006

Madrid-Dublín-Buenos Aires

No leer es lo que tiene: descubrir, ocho meses después de empezar las primeras hojas y casi ya en la treintena, que mi novela empieza justo donde acaba "Retrato del artista adolescente".

La desintonización, un siglo después. Luego los críticos hablan de influencias. Todo mentira, todo.

Y antes, y después, acordarme terriblemente de FD Simón, desayunando con uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis goles. Como si todos estuviéramos huyendo, ¿no? El problema es que las jaulas no son tan grandes, comentaba Pizarnik, le comentaba también yo a Lara.