domingo, septiembre 03, 2006

La madre del cordero

Miren ustedes: podemos discutir durante horas sobre la conveniencia y moralidad de la ocupación de Irak, sobre las consecuencias que pueden tener las sanciones a Irán, sobre el drama de los niños libaneses, palestinos, sirios... Podemos echarnos la culpa de todo mil veces y considerar a nuestros propios muertos como mártires de la causa de sus asesinos.

Con todo, bastaría escuchar un poquito, para saber qué es lo que quieren de nosotros, por qué somos sus enemigos y, por otro lado, entender que, si lo que se quiere es la paz, a cualquier precio, como se insiste continuamente, está muy claro cómo conseguirla.

Por ejemplo, Al Zawahri