sábado, octubre 14, 2006

La (otra) gran esperanza blanca

Quédense con la cara que está a la izquierda... En la vida hay Raikkonens y hay Monteiros. Gente que corre mucho y gente que corre despacio pero acaba todas las carreras. Ángel María es de los segundos, así que, para cuando vean su cara en los periódicos, es probable que esté más avejentada y no sea fácil reconocerla con respecto a la que él mismo ha puesto en su blog.

Ayer, en la sede de Animatium, se supone que debería de haber aprendido muchas cosas, pero sólo aprendí algunas. Las TI me abruman, aunque me den de comer. En general, me molesta su tono competitivo, casi retador. El mérito de Ángel está en combinar el elemento financiero -y por lo tanto competitivo- con la comprensión artística.

De ahí que nos llevemos bien, de ahí que tenga fe ciega en él, de ahí que llevemos ya casi cuatro años colaborando. Lo último, el curso en el que se pretende que el que quiera tener un blog como éste lo tenga (y el que no lo quiera tener así, lo pueda tener como le dé la gana).

La mezcla entre Lara y Gates, resumí en mi enlace de la izquierda -ver "favoritos"- y alguien podría pensar que soy un pelota porque es mi jefe y me paga. Recordar, tan sólo, que hay que pagarme mucho para que sea pelota. Tanto que nadie lo ha pagado todavía. Pero que basta sólo con talento y valor para ganarse mi entusiasmo más infantil.

No todos los homenajes se los pueden llevar los cantantes pop. También tiene que haber sitio para los informáticos, aunque nadie les entienda cuando hablan...