viernes, enero 25, 2008

El insomnio inefable

O la complejidad del temblor, si lo prefieren. Si lo preferimos, porque esas son las dos parejas de palabras que tocan para el siguiente taller. Efectivamente, ayer fue un día raro: con demasiadas ausencias -Vega, Magapola, Lara y Kika- y la bienvenida de dos nuevos miembros, uno más activo -Xavier- y otro más callado, atento, observador -Manolo-.

No sé si mi relato fue el mejor de los que he escrito hasta ahora. Vamos, no sé si a los demás se lo pareció, o si simplemente me muevo por la emotividad de un tema que no puedo desvelar aquí porque es demasiado íntimo. Lo que sí sé es que algunos de los demás componentes se superaron y dieron lo mejor de sí con la forma del diálogo. Creo que nunca ha habido tanto nivel medio, a pesar de las ausencias.

No voy a hacer un estudio pormenorizado del trabajo de cada uno porque para eso están las correcciones individuales, pero sí quiero decir que la secuencia que guionizó Mariona fue sublime, semilla posible de un cortometraje más que digno y que Virginia demostró que el zapato era el suyo y nos dio una lección. Su relato fue de lo mejor que ha escrito nadie en ese taller. Un diálogo chico-chica como los que a mí me gusta escribir con un final demoledor, sencillamente brillante.

Y, bueno, Peter estuvo genial como siempre, nos reímos con David y la Muchacha, Nano jugó con el tiempo, el sexo y el alcohol -la literatura, en definitiva-, Reb y Xavi fueron concisos, Ernesto bordeó el prometido relato porno sin atreverse a entrar de lleno...

Creo que el diálogo nos hace mejores. Y esto no es una consigna política, sólo estética.