miércoles, enero 02, 2008

Sondeo electoral elecciones generales


Días antes de las elecciones del 14 de marzo de 2004, Zapatero se comprometía a no formar gobierno si su partido no era el más votado. No hablaba de escaños, hablaba de votos, y sabía lo que decía, porque el PSOE tiene más dificultad a la hora de traducir votos en escaños que el PP. En Cataluña le pasa algo parecido: aun ganando en voto popular suele tener menos diputados que CiU.

Supongo que la razón está en el sistema distributivo de la ley electoral española y al hecho de que el PSOE consiga más distancia sobre el PP en zonas muy pobladas -Andalucía, Cataluña...- mientras el PP consigue más o menos esa misma distancia en zonas con menor densidad -Castilla y León, Galicia...-.

El caso es que esta curiosa ley aritmética puede ser particularmente importante en las próximas elecciones si los datos de la encuesta de Sigma Dos para El Mundo son verdaderos: el PSOE conseguiría el 41,9% de los votos mientras que el PP se quedaría en el 39,4%. 2,5 puntos porcentuales que podrían quedarse en un empate a escaños o incluso una victoria del centro-derecha.

Aunque las encuestas se equivocan. Dice Casimiro García-Abadillo, del que difícilmente se puede sospechar una querencia socialista, que el error es siempre en una dirección:

"Sólo en 1993, una encuesta reflejaba, en las mismas circunstancias, unos resultados tan apretados. En aquella ocasión, el partido liderado por José María Aznar tenía un apoyo del 35,9% frente al 34,6% del PSOE de Felipe González. En las urnas, no obstante, los socialistas lograron alcanzar La Moncloa con una ventaja de cuatro puntos.

De cara a los siguientes comicios, en 1996, otro sondeo reflejaba una ventaja de los populares de nueve puntos aunque al final el partido de Aznar sólo ganó por 1,3 puntos. De ambos casos se desprende un porcentaje de voto oculto al PSOE."

Olvida mencionar las elecciones de 2000, que auguraban algo parecido a un empate y acabaron con una contundente mayoría absoluta de Aznar. En realidad, todo depende de cuánta gente vaya a votar, y es que, como demuestran los abundantes despidos de creativos publicitarios y guionistas de televisión, la masa es impronosticable.