viernes, febrero 15, 2008

Gabilondo, Zapatero y la tensión electoral


En el fondo, cuando Zapatero dice que va a "dramatizar" un poco a partir de este fin de semana, no dice nada que no sepamos. Supongo que en eso está el escándalo. En el reconocimiento tan explícito. Es como si un futbolista reconociera antes de un partido que si su equipo va ganando y le hacen una falta, va a exagerar en el suelo hasta que salga el masajista y se pierdan un par de minutos.

Nada nuevo.

Obviamente, la dramatización es la base de la política, o, si se quiere, y en general, de la movilización de masas. Y, obviamente, el PSOE, como el PP, como cualquier partido, necesita movilizar a su electorado. No basta con ser el que mejor cae, además es necesario que los simpatizantes den el salto de su sofá al colegio electoral. Y si hay que dramatizar, se dramatiza. Por muy polémico que pueda parecer el mensaje y su momento de emisión -ahí, a escondidas, de compadreo con el periodista afín- no veo nada políticamente destacable o criticable en él.

Por lo demás, se ha exagerado sobremanera la referencia del presidente al término "tensión". Todo el mundo sabe que Zapatero no se expresa bien. Habla con demasiada ambigüedad y sin manejar exactamente los términos. Habla por hablar, muchas veces. En el final de la entrevista, Gabilondo le pregunta, pero Zapatero no está ya ahí, está pensando en otra cosa. ¿Los sondeos? Bien, sin problemas. Y luego añade, "pero nos conviene que haya tensión", y yo creo que lo que quiere decir es "pero nos conviene mantener la tensión", esto es, la tensión propia, la de la campaña y la movilización, etcétera, ver más arriba.

Pero tampoco conviene quedarse mucho en estas cosas. Son divertidas, como un ilusionista que descubre por descuido uno de sus trucos. Pero su relevancia política es nula. Ni un político gana las elecciones sólo "dramatizando", ni un futbolista gana un partido por darse revolcones en la hierba.