viernes, febrero 15, 2008

Rafa Pons en el Búho Real


Lichis me espera en la puerta del Búho Real. Hay una cola considerable y es imposible comprar entradas, así que sólo nos queda llamar a Rubén e intentar que nos cuele. Le llamamos y nos ponemos a buscar el bar donde está con Pancho, Rafa y la banda. No lo encontramos. Subimos y bajamos Fernando VI hasta que nos lo cruzamos, móvil en mano. Entramos en un sitio con olor a comida y partido del Atleti. Pancho mira atentamente, todavía empatan a cero.

Luis Ramiro se levanta del asiento con esa cara de alegría moderada que pone cuando está contento de ver a alguien, Rafa Pons se me acerca y me reconoce. Es curioso, porque nunca hemos hablado, pero sabe quién soy. Le mando un abrazo de parte de Dani Flaco y hablamos sobre Monasterio, L´Astrolabi... Isa se queda apoyada en la barra y pone cara de niña buena y me dice "No te separes demasiado, me siento muy pequeñita".

Así que tomamos una Coca-Cola -invita Lichis- y cuando ya son menos cuarto subimos a Regueros y nos encontramos con una acera llena de gente que no va a poder entrar. Darío, preocupado. Problemas con la web. Rafa, tan preocupado como Darío. "Nunca me había pasado, lo de dejar gente fuera y me jode muchísimo". Les invitan a Galileo, en marzo, y no les queda más remedio que irse a casa, aunque dentro el bar no esté tan lleno, lo justo para dejar las cosas y sortear columnas y ver el concierto por el televisor gigante.

Rafa toca "Numismático", toca "Julia Roberts", toca "Voy persiguiendo a la luna..." y yo me acerco a Pancho y le digo "hay que tener un par de huevos para hacer una canción de dos minutos sólo con una frase". Esa frase, además. Y Pancho, sonríe, muy contento, y sigue viendo el concierto desde una punta y otra, como Lichis, que viene y va y grita "Pooons" cuando acaban las canciones y Luis, más calmado, como yo, saliendo a fumar y entrando y Rafa toca "Malaputa" y sale una chica a hacer la coreografía, pero no sabe hacer la coreografía. Aún así, sale, y luego sale otra chica -siempre chicas, mal te veo, Rafita, mal te veo- y le enseña, e Isabel y yo nos ponemos a bailar en nuestro hueco entre la columna y la barra.

Llega Pablo Ager con su maqueta pero no puede entrar. Empezamos a entrar y salir todos, esperando el fin de fiesta con "Rafita Perestroika". Le damos una copia a Lichis, otra a Rubén, otra a Darío, otra a Luis, otra a Víctor Alfaro, que anda por ahí con Raquel y se va pronto a casa como el abuelete que es... Pablo está eufórico, igual que ayer. Resacoso, pero eufórico. Panchito se ha ido a casa a mitad de concierto, Isa se va nada más acabar y nosotros nos quedamos ahí, esperando ver a Nuria, pero Nuria no aparece, así que nos pegamos a Lichis, porque es lo mejor que uno puede hacer, y hablamos de todo, porque con Lichis siempre se habla de todo, y Rafa parece superado y Rubén está en todos lados y Luis ha quedado con unos amigos en Zanzíbar y hablamos de cenar juntos hoy, si sacamos tiempo.

Pasan las horas en el Búho Real. Darío está encantado con la maqueta de Pablo. La camarera nueva disfruta del ambiente y baila. Suena "La lista de la compra". Llega Rash, una especie de ciclón cálido. La chica de la coreografía -o de la no coreografía- se nos acerca con una amiga y se presenta. Tienen 19 y 20 años, una edad imposible. Quieren cosas que no se pueden conseguir de ninguna manera, pero nos caen bien. Esas cosas pasan. Encienden las luces. Hablamos de hombres y mujeres y la necesidad de huír de generalizaciones.

Aunque dudo que se pueda vivir sin generalizaciones cuando se tienen 20 años.

A Lichis le llaman Richi, o Cabra, directamente. La chica de la coreografía canta "Rojitas". Lo está haciendo todo mal, pero nos hace gracia, así que quizás lo esté haciendo todo bien. Eso depende. Nos vamos a un sitio que se llama "Club" o algo así. Funk negro. Cantamos "Say it loud, say it loud... I´m black and I´m proud". La chica de la coreografía insiste. Lichis aguanta con infinita paciencia. El teclista de Rafa -que estuvo el lunes pasado en Monasterio, pero no recuerdo su nombre- nos mira desde una cierta distancia complaciente. Estamos contentos. Un gran grupo humano.

Lichis, en ocasiones, me recuerda a Fer Cabezas.

Bailamos. Cantamos. Pedimos copas que vamos pasando de mano en mano. Hacemos fotos y vídeos. Salimos a Fernando VI de nuevo y nos repartimos en taxis. Vivimos.

(Foto robada a Víctor Alfaro)