lunes, febrero 11, 2008

Shalala

Me levanto con picores y alguna roncha. Mal síntoma porque quedan dos noches en el hostal. Creo que voy a desayunar en el Mokka pero al final me meto por la Plaça Reial. Demasiado turístico, todo, con sus mesas de comida ya puestas -tenedor, cuchillo, servilleta- a las once de la mañana. Acabo en el Forn del Pi.

Leo el periódico y subo la Rambla. Toda la Rambla hasta la Plaza de Cataluña y luego hacia arriba, el Paseo de Gracia hasta el Workcenter que queda justo en Gran de Gràcia. Melancolías.

Ayer estuve aquí al lado, justo una calle a la izquierda y luego, al llegar a La Caixa otra vez a la izquierda. L´Astrolabi. Un sitio que podría hacer historia, que ha hecho historia en parte aunque viva en otra ciudad. Mini me reconoce y me saluda y me pregunta si me llegan bien sus correos. A veces, digo. Lalita y David esperan para hacer un reportaje gráfico del evento. Son un encanto.

Cuando llega Dani, nos vamos los cinco a cenar algo, pero sólo hay un sitio cerca y además resulta que los camareros son muy desagradables y la comida está recalentada. Volvemos. Hay unas quince personas, Pablo canta, Dani hace de guitarrista, Lalita coloca la grabadora, David hace fotos y los demás aplaudimos.Después del "recreo", salgo a cantar "El hombre que casi conoció a Michi Panero". Parece que sale bien. Todo el mundo dice que sale bien. Yo he cantado en Galileo, pero no veía al público. Aquí, sí. Eso lo cambia todo.

El concierto sigue y salen Nelson y Pau, mandolina en mano. Nelson resulta ser la gran revelación de la noche: un tipo excelente y unas canciones de vieja guardia llenas de encanto. Nos emborrachamos juntos. Cantamos. Mezclamos Lichis con Sabina y acabamos otra vez en "Cosas que no se me dan bien". Son las tres de la madrugada. Esta vez no habrá prórroga. Ni penalties.

Dani dijo que no debería volver a los sitios donde he sido feliz. Dijo que Joaquín lo había dicho. Eso sería demasiado cruel, me temo. Aquí, parte del material gráfico.