martes, abril 08, 2008

Fotos en Majadahonda

Día agotador, justo en medio de lo que promete ser una semana muy, muy agotadora. Viajo a Valencia el jueves para asistir al evento de Pressing Catch, vuelo de vuelta el viernes por la mañana para coger un tren a la hora de comer y estar en Medina del Campo desde primera hora y hasta el domingo. El año pasado fue una experiencia mágica.

El caso: hospitales y clínicas por la mañana temprano y un autobús que deja atrás Moncloa, se interna por el Plantío, sigue por la A-6 y llega a Majadahonda.

Majadahonda es una ciudad extraña y peligrosa. Extraña, por una razón, al menos: las señales, en vez de anunciar calles -u hoteles, como sucede en las ciudades turísticas- anuncian tiendas. Peligrosa, porque, para ser una ciudad tan pequeña, ya he estado a punto de enamorarme dos veces. Afortunadamente, en ambos casos frené a tiempo.

También es una ciudad en la que hace frío. Mucho frío. Más aún en un día de lluvia y viento como hoy. A Laura no se lo parece, porque Laura se ha acabado acostumbrando. Yo llevo un jersey de cuello alto y una cazadora de pana y aun así estoy congelado...

Tenemos que aprovechar nuestro único hueco para seguir con la sesión fotográfica. Hace unas tres semanas que hicimos las fotos de exterior, en el Parque del Oeste y ahora hay que hacer las de interior, en su casa. Se lo curra. Piensa en atrezzos, en vestuarios, en posturas, en iluminaciones... me hace sonreír y ponerme serio y ausente y melancólico y empanado. Todo con mucha tranquilidad, como lo hace todo. Es una chica desesperadamente tranquila.

Luego, llegan los retoques de Photoshop -esas ojeras- y las comidas en el VIPS y los viajes de vuelta en tren y el inmenso agobio de lo que viene por delante. Pero algún día, no dentro de mucho, según me dijo ella, esas fotos podrán verlas aquí. Y creo que han quedado realmente bien, aunque haya "perdido" en ellas todo un día que no tengo.