sábado, mayo 31, 2008

La decimotercera final de Phil Jackson


Los especialistas no acaban de ponerse de acuerdo en si Phil Jackson tiene once títulos de la NBA o si sólo tiene diez. Lo que está claro es que como entrenador lleva nueve, empatado por el récord con Red Auerbach: seis con los Bulls de Jordan, tres con los Lakers de Kobe. Como jugador, en los Knicks, llegó a la final otras tres veces, ganando dos. Pero en 1970, estaba lesionado y no participó en ningún partido. Es complicado concederle el honor de campeón, aunque en rigor formaba parte del equipo...

El caso es que, cuatro años después, Phil Jackson vuelve a la final de la NBA. Es su decimotercera final, undécima como entrenador. Hasta ahora sólo ha perdido una, precisamente la de 2004, con los Lakers, ante los Detroit Pistons. A los 62 años, no parece que esta sea precisamente su última oportunidad: lo más probable es que dure en los Lakers lo que dure Kobe y luego se retiren juntos.

Pero el mérito de Jackson va más allá de los resultados. Es, para mí, el mejor entrenador de la historia de este deporte: mucho más que zen y triángulo ofensivo. Su capacidad para sacar lo mejor de cualquier grupo y hacerles competir es inigualable. A eso, hay que añadir un gusto por el espectáculo y el buen baloncesto que hay que agradecer como espectadores.

Todo el mundo habla ahora de Pau Gasol. Es lógico. El equipo, con Pau Gasol, es un buen equipo, pese a la baja de Andrew Bynum. Con todo, no es un gran equipo, ni mucho menos. Kobe es el mejor jugador de la liga, de acuerdo, pero Odom y Gasol no pasan de ser buenos jugadores. Incluso muy buenos, por momento, pero no son superestrellas. El resto del equipo son medianías: Fisher, Radmanovic, Vujacic, Farmar, Walton... un equipo de especialistas, sin individualidades destacadas.

Que ese equipo sin Pau se estuviese metiendo en play-offs los dos años anteriores ya me parecía prodigioso. Que llegue a la final este año y tenga que enfrentarse a Ray Allen, Paul Pierce y Kevin Garnett es casi un milagro.

El formato no ayuda a los Lakers: tienen que jugar cuatro partidos fuera de casa y los tres en el Staples Center se jugarán seguidos. Es muy complicado ganar tres partidos seguidos a un buen equipo, sea fuera, en casa o en cualquier lado, así que lo normal es que los equipos con factor cancha en contra tengan que ganar a su rival dos veces en pabellón ajeno.

¿Lo conseguirán los Lakers? Espero que sí. Creo que no. Casi todo dependerá, por decimotercera vez, de Phil Jackson.