lunes, noviembre 03, 2008

Somos Extremadura


Arcadi Espada veía hace poco signos de herencia nacionalista en la campaña de la Junta de Extremadura, consistente en publicitar su región poniendo paneles gigantes con fotos de extremeños ilustres por las ciudades del resto de España -al menos, Madrid y Barcelona-. Un auténtico pastizal.

A mí, más que nacionalismo, me parece paletismo. Puro y duro. Me parece de paletos tener que publicitarse en el resto del país como si los madrileños no supiéramos qué es un extremeño o como si pensáramos que el hecho de ser extremeño tiene unas malas connotaciones. La Junta de Extremadura -y me permito llamarles paletos, precisamente porque la Junta de Extremadura NO ES Extremadura- nos presenta a un montón de rostros más o menos conocidos y viene a decir: "Aquí estamos". Y mi respuesta es: "Muy bien, ¿y qué?".

Entiendo las campañas publicitarias turísticas, del tipo: "¿A qué no sabías que Trujillo es precioso, a qué nunca has estado en la Vera, a qué emociona ir al teatro de Mérida?" Eso tiene sentido. Un madrileño muy bien puede no haber estado en Mérida nunca. Lo que es absurdo y pueblerino es pensar que un madrileño se hace la idea de lo que consiste SER extremeño (y ya estamos con las dichosas identidades metafísicas) viendo la cara de Soraya o de Raquel Sánchez Silva.

Es como una "excusatio non petita". Nos vienen a decir: "Los extremeños también somos jóvenes, exitosos, guapos y creativos". Pues claro. Ya lo sabíamos. Sabíamos que hay gente creativa, joven, exitosa y guapa independientemente de donde haya nacido. Si son extremeños o no, probablemente no nos importe demasiado.

En definitiva, no entiendo la campaña. No entiendo el eslogan totalitario -ese "Somos" que se arroga el poder de manera absoluta-, no entiendo la reivindicación del SER extremeño, me parece de un ridículo absoluto pensar que ver a Soraya en una valla publicitaria va a cambiar mi forma de pensar sobre los extremeños, como si Extremadura hiciera frontera con Uzbekistán y no tuviera manera de conocer a nadie de allí o haber viajado mil veces y ser profundamente feliz, y, para rematar, no entiendo cómo alguien puede gastarse esta pasta en publicitar no se sabe muy bien qué y no saber hacer un cartel publicitario.

A Soraya la han sacado con barba. Tiene que estar encantada. No sólo el primer plano refleja todo su vello facial -lo exagera, de hecho, cuando con un poquito de Photoshop...- sino que además la foto es tan mala que, por las sombras, parece que ese vello es negro. Un desastre. Supongo que en cuanto se entere la propia Soraya o alguien de su entorno obligará a cambiar todas las fotos, claro.

Si no se lo creen, pásense por la estación de Tribunal y compruébenlo ustedes mismos.