jueves, enero 01, 2009

Salinger, el literato esquivo


Seré tópico: "El guardián entre el centeno" fue el primer libro que de verdad me afectó, como una buena hostia en la cabeza. Por supuesto, era un adolescente.

Movido por la curiosidad y el entusiasmo, decidí leerme "Franny and Zooey". Fue una experiencia dolorosa y lenta. Muy lenta. Era adolescente, también, y todas aquellas reflexiones sobre el budismo me aburrían enormemente y yo quería jóvenes perdidos en ciudades inabarcables y que se resistieran a crecer o quisieran crecer pero con condiciones muy precisas y exigentes.

Años después, descubrí los relatos. Como buen estadounidense, Salinger es un excelente relatista. Siempre recordaré aquella joya llamada "Un día perfecto para el pez plátano". Si no me equivoco, ese libro de relatos, como tantos otros, se lo dejé a una chica y no volvió a casa. El libro, tampoco.

Ahora, resulta que Salinger cumple 90 años. No es que el personaje me fascine en exceso. No parece que tenga nada de fascinante, más allá de lo que haya podido escribir sin que nadie haya podido leerlo. Tiene pinta de que durante años y años se ha dedicado a ser un cabrón con pintas y no veo por qué hay que reírle las gracias. El Mundo le dedica un excelente reportaje: aquí lo tienen, disfrútenlo. Feliz año nuevo.