viernes, julio 10, 2009

La mística de San Fermín


El vídeo merece la pena. Para mí, es la representación del horror. Si tuviera que describir mi peor pesadilla sería algo parecido a esto: son las ocho de la mañana, estoy rodeado de gente que me empuja y me golpea y se choca contra mí y a lo lejos vienen seis toros con unas astas impresionantes y según intento avanzar me voy chocando con más gente. Los toros se acercan por detrás y yo no tengo espacio, no tengo resuello.

Corro, pero choco. Vuelvo a mirar hacia atrás. Más cerca.

La calle está llena y sólo se abre en el último momento, jugando con el destino. Gritos por todas partes, instrucciones imprecisas. Los toros pesan 500 kilos y me persiguen. Incluso cuando he conseguido esquivarlos, se dan la vuelta y vienen a por mí. La gente. La gente casi peor que los toros. El polvo que se levanta por todos lados y yo ahí en medio, completamente perdido y muerto de miedo.

Así sería.

Estuve un año en los Sanfermines. No me gustaron nada. Todo el mundo sabe que yo soy más bien un tipo aburrido: no consigo dormir en los parques, tengo problemas para beber hasta perder el conocimiento y soy capaz de sentirme extraño incluso en una ciudad donde, esos días, todo el mundo es extraño. Tengo suficientes problemas como para crearme más corriendo delante de bichos descomunales.

O quizás sea al revés, quizás la gente corra para olvidar los problemas.

No sé. El caso es que me aburrí mucho, perdí un jersey, me regaron con todo tipo de líquidos y acabé durmiendo en casa de mis tíos mientras mis amigos la liaban por ahí. Vi el encierro de la mañana, por la tele, un toro pisaba a un chico hecho un burruño en el suelo. Así, con las dos patas y descargando todo su peso en la cabeza. No recuerdo si lo mató. Creo que no. Recuerdo que entonces dije que no volvería más y de eso han pasado 13 años.

Definitivamente, soy un tipo aburrido.