miércoles, julio 08, 2009

"Tres días con la familia", en Notodo.com

Aquí, el enlace al original, y a continuación la transcripción:


La estética catalana contemporánea merecería un detallado análisis objetivo: se mueve en términos tan opuestos como, por un lado, la estridencia cómica casi vulgar de algunos de sus humoristas (el señor Barragán, Carmen de Mairena, Javier Cárdenas y su colección de frikis…) y, por el otro, un gusto soberbio por el silencio, la calma y la sutileza de la mayoría de sus películas. Mar Coll, desde luego, es una gran representante del segundo grupo. Ha sido comparada con Isabel Coixet, pero en realidad ambas han tenido formaciones muy distintas y, de momento, también sus estilos narrativos son diferentes: Coll parece más comedida, más fotógrafa, más así son las cosas y así se las hemos contado. El tedio del domingo esperando una llamada al móvil.  

Tres días con la familia es el retrato prodigioso de una familia burguesa catalana que se reúne tras el fallecimiento del abuelo paterno. La protagonista, Léa, interpretada por una fabulosa Nausicaa Bonnín, vuelve de Toulouse para encontrarse un entorno a punto de derrumbarse, pero que por fuera mantiene ese seny que puede llegar a desesperar. Un mundo de apariencias. Coll no se preocupa en detallar cada rasgo de hipocresía o en hacer un escándalo de ello. Simplemente lo muestra, y que el espectador lo entienda como quiera. A través de la mirada de Léa vemos un matrimonio descompuesto, unas relaciones de poder insanas dentro y fuera de la propia familia, una especie de muy sutil “¿estás conmigo o estás contra mí?” que hay que demostrar todo el rato.

El precio que hay que pagar por la disidencia y el empeño constante en fingir que todo va bien aunque sea mentira, hasta el ridículo. Contar todo esto sin caer en tópicos aburridos, sin hacer un ejercicio de épater les bourgeois reivindicativo. Para eso está el humor Gestmusic. Es algo muy difícil y sorprende la solvencia de Mar Coll para conseguirlo apenas pasados los 25 años, cuando las miradas sobre la realidad suelen carecer de la suficiente perspectiva. Por supuesto, esta película sería imposible, o sería un desastre sin los actores, especialmente Eduard Fernández, que es ahora mismo para algunos el mejor actor del cine español, le pongas donde le pongas. Simple, como la película. Sin alardes. Pero tremendamente efectivo.