lunes, agosto 10, 2009

Rutinas, parques, barrios y viajes


Rutinas.- Durante dos dias, me levanto a las 7 de la manana, enciendo la tele, veo las noticias en la CBS y leo a Roberto Bolano hasta las 8. El tercer dia me levanto a las 8, asi que prescindo de la lectura. Salgo a desayunar a las 8,30. Eso es pronto un fin de semana, me di cuenta en seguida, incluso en NY, pero es relativamente tarde el lunes: los sitios ya estan llenos de ejecutivos y en mi Starbucks se nota la urgencia, esa urgencia de dependienta americana que te pregunta lo que quieres a gritos porque estas todavia a cinco metros de la caja. A las 9 vengo aqui, a una tienda de souvenirs que tiene Internet en la planta de abajo. Una planta vacia, casi siempre, por otro lado. Incluso en lunes. A las 10, una hora de actualidad despues -haganse una idea: el sabado no habia muerto nadie, el domingo solo habia reacciones a lo de Jarque y yo sin saber aun que demonios le habia pasado a Jarque-, vuelvo al hotel, cojo la camara de fotos, me aseo un poco, pillo algo de dinero y me voy a algun lado.

Generalmente, a Times Square.

Parques.- Descubri Hyde Park yo solito. No tenia especial merito y de hecho aquello no era Hyde Park sino Kensington Gardens. A mi me daba lo mismo. Iba cada manana a leer y escribir apoyado en un arbol y el cielo de Londres me parecia agresivamente alto y azul, como si no fuera el mismo. En Central Park sucede algo parecido: entro con El Pais bajo el brazo, pero El Pais del dia anterior, igual que yo les cuento hoy lo que hice ayer, es decir, ustedes leen ahora que yo leia El Pais del sabado. Bajo por un caminito hacia el Pond y me quedo en un banco. Patitos y ancianos y footing dominical.

A lo lejos hay una especie de feria, un pequeno parque de atracciones, probablemente, tambien, cosa de los domingos. Lo rodeo cuidadosamente, sacando fotos, y me subo a una colina de hierba que deja abajo el parque y me coloca frente a un buen monton de rascacielos. Cierro los ojos y descanso al sol. Una nina mexicana juega con su padre a manejar un helicoptero, otro nino, estadounidense, creo, juega con su madre a lanzarse el freesbee. La madre muestra cierta torpeza.

Yo quedo en medio. Ausente. Central Park para mi solo tambien. Algun dia vendre con alguien, quizas contigo, y te explicare todo esto con la meticulosidad con la que le explicaba todo a T. en Londres. A veces, me siento un explorador. Una pareja llega y se pone a jugar con un zapato. El intenta tirarlo a lo alto de la copa de un arbol y ella se rie y le agarra y le tira y juegan. Es bonito. El amor es una cuestion de distancias y a esa distancia es bonito.

Barrios.- Caminamos hacia el oeste, esta vez. Hacia el West Village. Todo mas pijo. El oeste es lo que tiene. Caminamos hacia la Avenida de las Americas y llegamos a la Septima y ahi bajamos, serpenteando: West Village, con sus portales de pelicula de Woody Allen y sus bares cool con elegantes restrooms -soy un artesano del restroom neoyorquino-. Hablamos de algo, Ines y yo. Probablemente de Jarque. Probablemente de mi capacidad sorprendente para no disfrutar las cosas cuando pasan y sublimarlas despues de una manera desmedida. Algo asi. Entramos en Chelsea. "Es el barrio gay", dice Ines, " espero que no te escandalice", anade en broma. Yo vivo en Chueca, o suficientemente cerca de Chueca como para que no me escandalice nada.

Tampoco es para tanto, en cualquier caso. Amy se une a nosotros en una esquina, justo en el momento en que Ines toca "America" en el ukelele y yo hago lo posible por no salirme demasiado de tono. Es un momento bonito. Un momento sublimable, desde luego. Barajamos opciones italianas, asiaticas y francesas. Nos quedamos con esta ultima. Es un restaurante con aires europeos pero merengue y bachata como banda sonora. Cuando entramos, o justo al sentarnos, no recuerdo, ponian "Sentia" de Mecano, probablemente su mejor cancion.

Amy nos miraba como si se estuviera perdiendo algo en la traduccion.

Viajes.- Dejo el hotel a las 12 y vagabundeare hasta las 5 o asi, que vendra Ines con el coche y nos acercaremos poco a poco a Pittsburgh. Descartada la idea de hacer todo de una sola vez. Pararemos en un Super 8 del camino -Ines asegura que ya ha reservado, pero yo conozco a Ines y algo me dice que...- y ya manana acabaremos por la manana el camino. Eso nos deja un dia de estancia en Pittsburgh, en casa de Molly y su marido. Yo tampoco se quien es Molly, solo de oidas. Estaremos a miercoles cuando salgamos a Chicago, pero tampoco esta claro que vayamos a ir directamente alli, sino probablemente paremos en cualquier otro sitio de en medio para no cargar demasiado. Puede que sea una esquina de Indiana, puede que sea un pueblo que queda a cuarenta y cinco minutos de la ciudad.

Go with the flow, de eso se trataba, no? La pacificadora sensacion de que no soy yo el que tiene que tomar las decisiones, que vagabundear es todo lo que se espera de mi y me manejo con cierta facilidad al respecto.