viernes, noviembre 06, 2009

Celda 211

Como es habitual, cuelgo aquí el enlace al original en Notodo.com, pero les permito disfrutar de mi reseña de "Celda 211" aquí, en casa:


Si algo se suele reprochar al cine español es su facilidad para el tópico. En las películas de ambiente carcelario, los presos son buena gente traicionada por una sociedad hostil, los carceleros son malvados sedientos de injusticia y la corrupción campa a sus anchas. No es el caso de Celda 211, la nueva película de Daniel Monzón. A ninguno nos gustaría ver a esos tipos en las calles, no hay ningún tipo de inocencia en ellos e incluso en ocasiones se abusa del jolgorio destructivo y la ovación ruidosa al estilo Gladiator. La masa iracunda.

Hay carceleros malvados, por supuesto, pero no es la norma. Hay corrupción, claro, pero no masiva, y sobre todo, no caprichosa. Es decir, hay realidad, pero no hay tópico. Es una película que sabe entretener y mantener en vilo al espectador y eso se agradece. Sin moralinas. Directa. Es cierto que para ello, a veces, hay que aceptar determinadas concesiones de guión que resultan algo increíbles y forzadas, todo para que la trama avance. Un esfuerzo que a veces cuesta y que se exige desde el principio, con unas escenas algo dudosas, pero un esfuerzo que acaba valiendo la pena. Y vale la pena porque los actores están sobresalientes.

Decir que Luis Tosar está fabuloso va a ser lo más repetido de la próxima semana, pero es que es verdad, no se puede decir otra cosa: Luis Tosar está fabuloso. No siempre sucede, pero aquí lo borda. El peligro es que la gran actuación de Tosar eclipse a sus excelentes compañeros de reparto. Es difícil encontrar tanto talento junto: Manuel Solo, sobrio y magnífico como siempre; Carlos Bardem, prodigioso en su papel de interno confidente; Vicente Romero, sabiendo ser comedido; y Antonio Resines, sabiendo ser equilibradamente cruel.

Alberto Ammann –“Calzones”, el co-protagonista de la película- deja algunas dudas, combinando grandes momentos con otros francamente sobreactuados. El personaje de Marta Etura, su mujer, parece desaprovechado. Cuando tienes a Marta Etura en tu película hay que aprovecharlo al máximo y no parece que Monzón lo haga. Como resumen, nos quedamos con la sensación de angustia y nerviosismo propios de un thriller de acción al estilo americano en el mejor sentido de la expresión. Sin las explosiones, pero con el ritmo. Ritmo y buenas actuaciones. Sin tópicos. Un plan perfecto para un público nuevo que el cine español necesita.