jueves, noviembre 05, 2009

La Cabra Mecánica-Carne de canción


El disco se presenta como el último de La Cabra Mecánica como tal después de cuatro años sin publicar nada nuevo. De hecho, en este doble CD+DVD sólo hay tres temas inéditos: "Carne de canción", que da título al álbum; "Valientes", himno reivindicativo de toda una generación de perdedores inconformistas y tocacojones como nosotros; y "Yayo, yaya", canción que iba a ser la sintonía de una serie sobre la tercera edad que finalmente no se acabó de emitir.

Decir que La Cabra Mecánica desaparece es algo ambiguo, porque La Cabra Mecánica, como se hace hincapié en todos los libretos de sus discos, es Lichis. Acompañado de excelentes músicos que han ido variando a lo largo de los años. Pero es el proyecto de Lichis, las canciones de Lichis y todo se ha hecho como Lichis ha dicho, aunque le costara más de un disgusto. Obviamente, La Cabra Mecánica puede disolverse, pero Lichis, no. Considerar este disco como el punto final de un estilo de música invita a una pregunta obvia: ¿Qué estilo de música?

Porque Lichis se ha hecho famoso por un par de rumbas bastante logradas, pero no es un rumbero. No es sólo un rumbero, quiero decir. Maneja casi todos los estilos con maestría, pero ahí siguen estando los Beatles, Bob Dylan, cantautores norteamericanos, incluso brit pop camuflado. ¿Qué es lo que se va a acabar y va a empezar de nuevo en Miguelito? Ni idea. Lo que es evidente es que el propio concepto La Cabra Mecánica estaba agotando a Lichis y a su productividad. Dos canciones en cuatro años es muy poco para un genio.

Ya hablaremos de lo que saldrá después del atasco, que puede ser apoteósico. De momento, quedemos con el recopilatorio sepulturero.

De entrada, han sido muy listos a la hora de elegir las canciones y con el propio concepto del disco. Hacer un recopilatorio en la era del MP3 es un riesgo enorme: todo el mundo puede hacerse el suyo en su iPod, ¿para qué comprar uno nuevo y gastarse 20 euros? Lichis se ha adelantado al cambiar -y mejorar, casi siempre- muchos de sus éxitos, incorporar temas nuevos y hacer versiones radicalmente distintos de otros, como el "Shalala". La inclusión de la maqueta de "La lista de la compra", probablemente su canción emblemática y de más éxito nos ayuda a entender por qué en los conciertos canta aquello de "Y aunque cien bakalaeros vengan de Moratalaz, yo hoy me salgo, nano, me da igual lo que me claven por un tinto de verano".

Y también nos ayuda a entender por qué se quedó en maqueta.

Puede que las canciones sean las mismas, pero hay algo distinto. De entrada, Lichis canta distinto, con un punto marcadamente Bob Dylan, sin ese misterioso deje del sur que se entiende poco de un tipo nacido en Cataluña y criado en Rivas Vaciamadrid, Lavapiés, Moratalaz y Vallecas. Sólo hay una persona capaz de criarse en Moratalaz y acabar hablando como un sevillano y ese es Alejandro Sanz.

La producción está mucho más cuidada, también. Las canciones pueden ser menos "gamberras" -¿qué quiere decir eso?- pero tienen más calidad. Quizá se eche de menos la lectura de Henry Miller al final del directo de "En la soleada tarde de domingo en un parque de Moratalaz", pero había razones poderosas para tomar esa decisión.

En fin, ¿qué les puedo contar yo de La Cabra Mecánica? Olvídense del tópico iluso y de María Jiménez por soleares. Quédense con la tristeza. Yo sé que a Lichis le jode lo de la tristeza y el rollo antihéroe, pero es un maestro de la tristeza que se crece. Un vitalismo pesimista o un pesimismo vitalista. Una incertidumbre constante que sigue tirando adelante. Bajo un nombre u otro, qué más da.