miércoles, diciembre 30, 2009

La muerte de Iván Zulueta


Iván Zulueta aparece al margen, de nuevo, como una noticia más dentro de la estructura del periódico digital. Entre una foto enorme de Arturo Pérez Reverte y otra de La Oreja de Van Gogh. Debajo del Telescopio Hubble y encima de una serie de consejos económicos para el nuevo año.

A nadie le escandaliza que Juan Rulfo sea una de las grandes figuras de la literatura en lengua española del siglo XX después de haber publicado solo una novela y unos quince cuentos, pero luego nos olvidamos por completo de Iván Zulueta porque ahora mismo el que no sale en la foto, no existe y, después de "Arrebato", el director vasco no había vuelto a rodar nada con un mínimo de éxito.

De hecho, vivía en bata y en casa de su madre a los 60 años, según conocimos gracias al formidable documental "Iván Z." de Andrés Duque.

Obviar "Arrebato" es mucho obviar. No sólo es una película generacional -1980, el año nostálgico por excelencia- sino que es una obra de arte de una contundencia y enigma difícil de igualar: Cecilia Roth bellísima, Eduardo Poncela seductor, incluso Antonio Gasset o Luis Ciges apareciendo como secundarios y el vampírico Will More dominándolo todo con sus susurros y sus actos inexplicables, su submundo de loco dentro de un universo de locos. La heroína. El cine. Las metas que nunca alcanzaremos.

Almodóvar era la cara A de la Movida y "Arrebato" era la cara B. Ni siquiera era la movida, era cualquier otra cosa. Algo que no se podía nombrar ni etiquetar ni mucho menos vender. Algo llamado a pasar al olvido, o casi.

Discutir sobre si Zulueta era un genio o no sería una cuestión tortuosa. Yo me inclino a pensar que sí, pero admito que alguien se oponga y que diga que "Arrebato" solo fue una película pretenciosa sobre un montón de jóvenes haciendo el idiota. El idiota pretencioso, además, que es la peor clase de idiota. Lo que me niego es a aceptar que fue un director menor. Un director entre Reverte y la nueva niña mona de La Oreja de Van Gogh. Hasta ahí podíamos llegar.

Supongo que esta noche pondrán la película en algún canal, como homenaje.

Empiezo a estar harto de homenajes. Alguien -no sé quién- podría haber hecho algo -no sé qué- antes.