martes, diciembre 01, 2009

Leo Messi, balón de oro 2009


Ya sabemos de la tendencia del hombre contemporáneo a hacer Historia. No solo en el sentido de pasar a la Historia como sujeto remarcable sino en el mismo proceso de fabricarla, es decir, de elegir quién sí, quién no. De ahí los premios.

Todos los premios hay que tomarlos con una cierta distancia porque no se sabe muy bien qué premian. Al mejor, dirán algunos, pero eso no es decir mucho si no se acotan los requisitos. Por ejemplo, en este caso, el Balón de Oro es un despropósito conceptual porque premia al "mejor" futbolista del año cuando todo el mundo sabe que en fútbol no hay años sino que hay temporadas.

¿Qué estan premiando, entonces? ¿Al mejor de la temporada 2008/2009? ¿Al mejor del final de la pasada temporada y el principio de esta? ¿Qué sentido tiene ser el mejor de un principio de temporada?

Tampoco se sabe si este premio tiene una función individual o colectiva. Si premia al jugador por su calidad o por sus resultados. Recuerden el polémico caso Cannavaro. Todas estas dudas enturbian un poco la consideración del premio por excelencia del fútbol europeo, pero por muchas dudas que se tengan y muy metafísicas que sean, no creo que nadie discuta que Leo Messi fue el mejor jugador en Europa el año pasado, jugó en el mejor equipo de Europa y al no haber competiciones internacionales en verano, su discreta actuación con Argentina se salvó con la clasificación in extremis.

Messi es un jugador excepcional en demasiados sentidos. Por supuesto, hay una inclinación natural en pensar en Xavi o Iniesta como posibles candidatos, pero Messi es mejor que Xavi e Iniesta y mucho mejor que Cristiano Ronaldo, incomprensible Balón de Plata después de un final de temporada mejorable con el Manchester United, un desastre aún mayor con Portugal -ni siquiera jugó los partidos de repesca y no marcó en toda la clasificación- y un principio de curso casi inédito en Madrid.

Messi es mejor porque es decisivo y eso en el fútbol vale mucho. Cuando apareció en la primera plantilla, nadie pensó que estuviéramos ante un goleador. Ni siquiera Maradona era tan goleador como Messi. Era un chico rápido, un extremo, habilidoso, buen regateador. De ahí se convirtió en un excelente pasador, un jugador entre líneas y el último año en un goleador impacable: 38 goles, si no recuerdo mal, en unos 45 partidos. Marcó en el Bernabéu para decidir la Liga, marcó en la final de la Champions y marcó en la final de la Copa del Rey. No le faltó nada.

Discutir eso es discutir mucho y la objeción que se suele poner, la de que ahora mismo no está en su mejor momento de forma, me parece absurda. ¿Quién quiere que Messi esté en su mejor momento de forma en noviembre? Eso no quita para que haya marcado ya unos 10 goles en todas las competiciones, claro, y que se marcara un partidazo en el Camp Nou ante el Madrid de escándalo, aunque fallara un gol cantado. Si esa es una crisis, bienvenida sea.

Messi no es español y eso ha reducido un poco el entusiasmo en la prensa nacional, pero hay que recordar que es el primer canterano de un equipo español que gana este premio desde Luis Suárez en 1960, aunque entonces lo ganara con el Barcelona y él fuera criado en La Coruña. En ese sentido, es un triunfo de la cantera de un equipo español y ya digo que no es nada habitual. Que tercero y cuarto clasificados -Xavi e Iniesta- vengan de esa misma cantera explica muchas de las cosas que pasan habitualmente.

No es lo mismo crear Balones de Oro que ficharlos.

Por cierto, ¿a nadie más le chirría la ausencia de Drogba en el podium final?