sábado, febrero 13, 2010

Periodistas Fútbol Club


Pocos programas me han hecho despertarme de la siesta durante dos semanas seguidas y tragarme un anuncio tan intragable como el del politono del "bebetón sin afición". Es curioso que apenas tres días después de quedar con Dani Mateo en pasarme a verles al estudio resulte que La Sexta decida suprimir "Periodistas F.C." de manera fulminante, se supone que por razones de poca audiencia.

Son tiempos de prisas, claro está. Tiempos de fusiones y competición publicitaria. Ahora bien, la franja de las 17,30-18,00 tampoco es que te vaya a sacar de pobre, ahí tenías al bebetón y al fin y al cabo solo han sido tres semanas de emisión. Vale que la media no llegaba ni al 4% pero era un buen programa, se ceñía a la línea de humor ingenioso y chicas guapas de la cadena y tenía posibilidades de futuro.

Yo soy un tipo de lo más normal y con unos gustos muy básicos, tiendo a pensar que lo que me gusta a mí necesariamente le acabará gustando a un número aceptable de personas. No digo a todo el mundo, claro, pero sí a un número aceptable.

La combinación Dani Mateo-Ricardo Castella-Paula Prendes funcionaba muy bien y el periodismo deportivo es tan patético que daba para un programa y para más. No sé qué es lo que de repente se ha hecho insostenible. Sé que Dani seguirá en SLQH y que Paula Prendes se irá también al programa-buque de La Sexta. Sin duda ha sido la gran revelación de la temporada, sobre todo teniendo en cuenta lo sosísima que les ha salido Cristina Pedroche. No sé qué pasará con Ricardo Castella pero espero que le consigan reubicar pronto en algún sitio a la altura de su talento.

Es una pena que este chico no acabe de cuajar en televisión con lo bueno que es.

En fin, yo creo que en todo ese universo de "Punto pelota", "El marcador", "Carrusel deportivo", etc. había un auténtico filón, y como seguidor asiduo de ese filón insisto en que "Periodistas Fútbol Club" lo hizo bastante bien. Con fallos, claro, pero es que estaban empezando.

Otra cosa que se queda a medias, esto empieza a convertirse en una triste tradición.