viernes, marzo 26, 2010

Messi y Maradona


Preguntado hace tres años por el gol de Messi ante el Getafe y su indudable parecido con el que él mismo había marcado ante Inglaterra en el Mundial de 1986, Maradona se limitó a soltar un despreciativo: "El mío no fue ante el Getafe", y la verdad es que tenía toda la razón: comparar un gol en el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey -semifinales que, además, su equipo acabó perdiendo- con los cuartos de final de un Mundial era una chorrada.

Lo que no dijo Maradona -o si lo dijo, no se le escuchó- fue que él marcó ante Inglaterra en el apogeo de su carrera, cerca de los 26 años y con la experiencia de un Mundial y medio detrás -se quedó en el último momento fuera de la convocatoria de Menotti para el de 1978- mientras que Messi apenas contaba con 19 años y ni siquiera era titular habitual en el Barcelona. Un canterano, en pocas palabras.

El pique entre Maradona y Messi, por tanto, viene de lejos, casi desde el inicio de la carrera del de Rosario: los dos son zurdos, pequeños, veloces y con un punto genial. Messi añade a todo eso gol y contundencia. 72 goles en menos de dos años. Maradona añade carisma y un Mundial. Liderazgo, si quieren. Las comparaciones de palmarés son un poco absurdas: por supuesto, el de Messi es excelente: 3 Ligas, 2 Copas de Europa, 1 Copa del Rey, 1 Mundialito, 1 Mundial Sub-20 y medalla de oro en los Juegos Olímpicos, estos dos últimos logros con Argentina, para los quejicas. A eso hay que sumarle un balón de oro, otro de plata y otro de bronce con 22 años.

Bastante impresionante.

Santi Segurola, referente del periodismo deportivo español, dice que Messi es mejor que Maradona porque ni siquiera Maradona era Maradona todos los días. Cierto, ya lo he dicho antes, la contundencia es patrimonio de Messi. Y la regularidad, desde luego. El problema son los plazos y ese no es un problema cualquiera: Messi es mucho mejor que Maradona con 22 años. Lo que hay que saber es si Messi será el mejor jugador del mundo durante seis o siete años como lo fue Maradona. Eso es lo que distingue a los cuatro grandes del resto. Di Stefano no fue el mejor un par de años. Lo fue durante todos los 50. Pelé dominó los 60 de cabo a rabo. Cruyff revolucionó los 70 y ganó ligas fumando como un carretero y con 35 años en el Feyenoord, ya casi retirado.

Maradona apareció en Europa como el fichaje más caro de la historia en 1982 y todavía en 1990 estaba llevando a la selección argentina, prácticamente él solo, a la final del Mundial de Italia. Ese año, o el anterior, había ganado la liga con el Napoli. ¡El Napoli! Una especie de Getafe italiano, que nadie se sienta ofendido.

Ese es el reto de Messi para poder aguantar la comparación. Que es el mejor del mundo ahora mismo no cabe duda. No solo por sus goles y sus jugadas eléctricas sino por su sentido del juego colectivo: combinación, pase, táctica, posicionamiento en el campo... lo que hace con balón y sin balón. Pero si quiere ser mejor que Maradona tiene que ser igual de consistente el resto de su carrera. Tiene que deslumbrar en un Mundial, lo gane o no -la Holanda de Cruyff no ganó el Mundial del 74, pero ¿quién se acuerda de eso?- y seguir dominando Europa.

¿Lo conseguirá? Yo creo que sí, pero si me hubieran preguntado lo mismo sobre Ronaldinho hace cuatro años, mi respuesta también habría sido afirmativa. Hace tres meses tuve que ver goles hasta vomitar para establecer los diez mejores de la década. Y eso que yo ni siquiera pensaba que la década se acabara en 2009. Repasando me di cuenta de lo enorme que había sido Ronaldinho en esos cuatro años mágicos que fueron del Mundial de 2002 a la Champions de 2006.

Messi ya tiene dos referencias: la positiva y la negativa. Las dos muy cercanas. Dejemos que el tiempo decida.