miércoles, septiembre 29, 2010

Algunas reflexiones apresuradas sobre el 29-S


Lo que viene a continuación no es ni pretende ser un tratado de economía, ni siquiera un análisis de la situación actual, pues me faltan demasiados datos y matices como para acercarme siquiera a entenderla en su totalidad. Simplemente, es un breve pensamiento en voz alta de lo que me parece a mí esta huelga y cómo está el mercado laboral en España. Que se tome como lo que es, no un intento de convencer a nadie ni de sentar doctrina sino una reflexión en voz alta.

A ver, para mí -insisto, "para mí", y en esto concedo que igual mi opinión no vale más que mi culo- hay tres responsables de la situación de paro, precariedad laboral y déficit público (no los coloco por orden):

- El empresariado.- La cultura empresarial de este país es terrible, probablemente porque desde siempre el principal contratante ha sido el Estado, ese monstruo sin ojos ni boca, y el concepto de "acción directa", como dijo Ortega, es la Biblia del español medio. ¿En qué consiste la "acción directa" en el empresariado? Durante años, se llamó "pelotazo": ganar mucho dinero en muy poco tiempo. Ya. Ahora. Aquí. Mentalidad cortoplazista, reducción de sueldos y derechos, nula preocupación en tener una plantilla formada y que atienda bien al cliente. Lo importante no es que se haga bien sino barato. Ahorrar costes. Despidos baratos. Ahora mismo, la empresa privada española es algo parecido a la jungla para el trabajador y lleva siéndolo años. Da igual si tienes un master o si acabas de salir del instituto: ¿puedes hacerlo más rápido y más barato? El trabajo es tuyo. No me importa cómo salga. Si usted es un empresario y no se atiene en absoluto a estas premisas sino que ha creado desde la base, con una plantilla satisfecha, moderadamente bien pagada, valorada por su gestión y su calidad y no por la cantidad de lo que aguante, bienvenido sea, no se dé por aludido: necesitamos gente como usted.

- El trabajador.- Un país no se ve reflejado en el "Vuelva usted mañana" de manera gratuita. Obviamente, hay un problema con la eficacia trabajadora de los españoles. Trabajamos poco y nos complicamos la vida lo justo. Si se compara con otros países y aun aceptando la premisa anterior -las condiciones son terribles-, nuestra productividad es bajísima. No solo eso, suele ser una productividad lenta y malhumorada. También en el sector público, donde las condiciones, en general, son más que aceptables. Parece que el empresario buscara engañar siempre al trabajador y el trabajador burlar al empresario. En ocasiones, los dos lo consiguen. La famosa figura del "funcionario", nos joda o no, es real. Hay demasiada gente que cobra por no hacer nada o por hacer lo que no sabe ni debería hacer. Hay demasiado fraude, en el sector público y menos en el privado. Si usted es de esos trabajadores que siempre procura dar lo mejor de sí, se mata por trabajar las horas que le toquen, es respetuoso con clientes y compañeros, no se inventa bajas ni cobra subsidios que no debe, considera que ser profesional no significa ser un esclavo pero tampoco un pícaro, entonces no se dé por aludido, siga así: necesitamos gente como usted.

- Las administraciones públicas.- Cuando todo va bien, fantasía liberal, no hace falta nadie que guíe y dirija. Ya saben, la mano invisible. Los españoles creemos poco en manos invisibles porque, en fin, ya hemos visto bastante y como he dicho anteriormente, nadie se fía de nadie, así que todo mejor por escrito y por anticipado. En esas condicones, legislar es complicado, pero a nadie se le escapa que tanto la Administración Central como las locales han pecado de un dejadismo insólito: esto ya estaba podrido y olía desde hace muchos años y no se ha hecho nada salvo negarlo: aquí no pasa nada, España va bien, los que critican son unos antipatriotas. Hemos escuchado tantas gilipolleces a tantos políticos de diverso signo que dan ganas de echarse a la calle, desde luego. Pero los sindicatos han esperado al 29 de septiembre de 2010 para convocarnos. Y el español, quedó dicho, es muy de que le convoquen.

Con todo esto, ¿qué quieren que les diga? Entiendo perectamente a quien quiera hacer huelga, protestar por la situación y arrojársela a la cara a los culpables. el problema es cuando ves tres culpables y no tienes bien clara la solución. ¿Me manifiesto junto a los trabajadores contra los empresarios o contra el Gobierno? ¿O contra mi Comunidad? ¿O contra mis compañeros que le echan más morro que espalda? ¿Con o contra los sindicatos? Quiero tener unos derechos y quiero que se legisle de determinada manera, pero, ¿quiero sacrificar durante un día todos mis demás derechos para protestar por los otros? Me explico: una huelga general consiste esencialmente en pisotear tus derechos antes de que lo haga otro por ti: renuncio al derecho a la sanidad para denunciar que me lo quieren quitar, renuncio al derecho a la educación para denunciar que está en peligro, renuncio de antemano al derecho al transporte, al trabajo, incluso renuncio a parte de mi sueldo, antes de que me lo quiten por la cara.

Hay un punto de orgullo que respeto y comprendo. Hay otra parte poco sensata en ello: ¿tantas renuncias y en nombre de quién y de qué? Lo siento, pero no me aclaro. Todo esto para llegar aquí: que no me aclaro. Que cualquier cosa que me digáis me va a parecer bien, pero que, para variar, yo me encuentro aquí en el medio y supongo que eso además a la mayoría le va a resultar un insulto.

Al menos para acabar, permitidme un poco de humor cortesía de El Mundo Today.