lunes, septiembre 20, 2010

La lesión de Messi


Desde luego, como comentan muchos, no es la primera vez que a un futbolista le hacen una entrada fea y se hace un esguince de tobillo. Si la cosa se queda ahí, en torno al mes de baja, sería más o menos asumible. El problema es todo lo que pudo ser. Por supuesto, no creo que Ujfalusi fuera a romperle el tobillo a Messi, pero si no lo hizo fue por pura casualidad. No fue una acción aislada, Ujfalusi se vio poseído por el "zeitgeist" del Calderón y fue al bulto como antes habían ido Assunçao, Raúl García o Simao en incontables ocasiones. Con peor fortuna, en su caso.

He ido al Vicente Calderón varias veces y tengo la mejor de las opiniones. Sobre todo en comparación con los públicos de Real Madrid y Barcelona, instalados demasiadas veces en la intimidación. Sin ir más lejos, yo he cantado un gol de Iván Zamorano en pleno fondo de socios del Atleti, allá por 1993. No es que les sentara demasiado bien pero nadie me dijo ni "mu". En enero de 2009, por poner un ejemplo más cercano, el propio Messi salió ovacionado del estadio después de meter los tres goles que le dieron al Barcelona el pase a la siguiente ronda de la Copa del Rey en un día de frío pelón.

Por eso entiendo que lo de ayer fue un calentón del momento, parte de la locura en la que se convirtió el partido, con jugadores constantemente rodando por el suelo, entradas a destiempo y un árbitro que sacó nueve tarjetas amarillas, una roja y aun así se quedó corto. Valdés perdió tiempo y se ganó una amarilla, Domínguez y Maxwell disputaron un balón sacando un poco el brazo y se ganaron dos. Assunçao pateó el tobillo de Xavi sin balón hasta tres veces y se fue de rositas.

En cualquier caso, los gritos de "Messi muérete", los insultos y los abucheos cuando un jugador de tu propio equipo acaba de dejarle el tobillo como un globo, no son un ejemplo de comportamiento. Quizás haya un término medio entre la ovación y el escarnio.

La lesión ha servido para sumar un capítulo más a la guerra Pep Guardiola-Eduardo Inda. Recuerden que Inda dijo en su momento aquello de "A Messi hay que pararlo por lo civil o por lo criminal". Probablemente, el director de Marca simplemente exageraba. No es un prodigio expresándose y lo peor es que él cree que sí, lo que puede llevar a gigantescos malentendidos. Inda no traga a Guardiola simplemente porque es más listo que él. La mediocridad es lo que tiene: ve a un tipo inteligente, calmado, sensato, que asume sus errores... y se vuelve loco. Guardiola aprovechó ayer para devolvérsela y venir a culparle de la entrada: se empieza diciendo que la veda de caza a Messi está abierta y Messi acaba en el hospital.

Eso no es del todo cierto, claro, pero Inda lleva atizándole a Guardiola desde que dejó a Florentino en blanco y ahora Guardiola se revuelve. En realidad, como decía al principio, en cualquier momento, a cualquiera le pueden hacer un esguince en un terreno de juego.

¿Qué le espera al Barcelona ahora? Bueno, si la lesión son dos o cuatro semanas, debería sobrevivir sin problemas. El Madrid jugó sin Cristiano casi dos meses el año pasado y vaya si sobrevivió, en eso consiste ser un grande. Pierde mucho gol y no es cuestión de decirle a Villa que meta los suyos y los del argentino sino quizá meter a Keita en segunda línea y colocar a Iniesta en una banda o simplemente meter a Bojan. Lo importante será recuperar el orden defensivo, algo que, no sé por qué, el Barça ha perdido en este inicio de temporada. El Hércules le pudo meter cuatro, el Rácing obligó muchísimo a Valdés, el Panathinaikos -una calamidad- marcó gol en cuanto pasó del medio campo y ayer contra el Atleti hubo una sensación de endeblez constante a la que no ayudó ni el clima exageradamente crispado ni la manía de De Gea de pararlo todo. Un tipo tozudo, De Gea.

Esperemos que no quede en nada la lesión, ni para Messi ni para Ujfalusi. Como mucho, estaría bien que algunos medios -no solo el Marca o el As, también el Sport y El Mundo Deportivo- se tomaran unas vacaciones como generadores de odio y volvieran al periodismo. Sería de agradecer. Defender el fútbol no es solo defender tobillos.