martes, noviembre 02, 2010

American Beauty



Jugaba con el esperpento, es decir, podía resultar genial y ridícula según la interpretación. Por ejemplo, la escena de la bolsa flotando y el monólogo del chico raro: "(...)Video's a poor excuse, I know. But it helps me remember... and I need to remember... Sometimes there's so much beauty in the world I feel like I can't take it, like my heart's going to cave in". A veces, hay tanta belleza en el mundo que siento que mi corazón va a derrumbarse. Me pasa a menudo.

La escena, en cuestión: ¿a ustedes, qué les parece? Para algunos era una obra maestra dentro de una obra maestra, para otros era una simple chorrada pretenciosa. Con 20 años tendía a pensar lo segundo; con 33, me inclino a algo parecido a lo primero. Lo más fácil con la película era acudir al tópico: es una devastadora crítica de la sociedad americana. Cada año estrenan cinco películas con ese tópico, deberían incluirlo dentro de los géneros: comedia, drama, musical, devastadora crítica... Huyo de lo general y me quedo en lo concreto. En la historia. En la enloquecida historia. En Kevin Spacey sirviendo hamburguesas y toda esa sucesión de personajes absolutamente perdidos y frágiles.

Tenía algo de película sobre peterpans.

Volvamos a Spacey: venía de "Sospechosos habituales". No sólo eso, era el puto Keiser Sozée en "Sospechosos habituales". Creo que he visto a pocos actores ganar dos Oscars de manera tan merecida en tan poco tiempo. Esta película para mí era Spacey y por supuesto era la muy inquietante Mena Suvari, cubierta de pétalos de rosas. La sonrisa de Mena Suvari. La sonrisa de la cheer-leader. El mundo de "American Beauty" es un mundo en el que uno puede dejar su trabajo, ponerse a servir hamburguesas y enamorarse locamente de una cheer-leader, aunque te acerques peligrosamente a los cincuenta.

No sé si ese mundo es un mundo americano. Por el título diría que sí, pero en realidad casi todo el cine se define por oposición o parentesco al modelo americano, así que me da igual. Mi equipo de baloncesto puso animadoras en un partido de presentación, allá por 1995, y la cosa acabó muy mal. Sin embargo, sé perfectamente lo que significa ser el quarterback del equipo, la cara de orgullo de tu padre cuando consigues un home-run o los nervios incontrolables cuando presientes que no vas a conseguir la chica que quieres para el baile de promoción.

Mena Suvari y sus miedos. La belleza americana opuesta a la belleza durmiente -Sleeping Beauty-. Esa concatenación de catástrofes del final y la bolsa de plástico dando vueltas en el aire sin ningún sentido. Tratando de dar sentido a lo que no tiene sentido. O deleitándose, sin más: hay tanta belleza en el mundo...

Puede que en el fondo la película fuera una cursilería y yo no esté mostrando aquí más que una debilidad, pero recuerden que soy un esteta, y en los 90 lo era mucho más, así que me temo que van a tener que disculparme de nuevo.