domingo, diciembre 19, 2010

Espanyol 1- Barcelona 5


Con 0-3 en el marcador, ya iniciada la segunda parte, el Espanyol volvió a presionar la salida del Barcelona, recuperó, encontró a Osvaldo entre líneas en un inmenso desmarque, el argentino ganó la carrera a Puyol y aún tuvo tiempo de levantar la cabeza y definir perfectamente ante la media salida de Víctor Valdés. Esa jugada ejemplifica el espíritu de los periquitos, su entrega pese a todo, su fe en un partido que ya de antemano parecía imposible y que en media hora se le había complicado con dos goles en contra.

No bastó, por supuesto, pero es igualmente elogiable. La presión en todo el campo del Espanyol consiguió por momentos lo que nadie –salvo el Copenhague en Liga de Campeones- había conseguido hasta ahora: quitarle la pelota al Barcelona, hacerle sentir incómodo, obligarle a pelotazos y repliegues algo descontrolados. Fue un partido de una intensidad descomunal, con un estadio lleno y apasionado que dio toda una lección de deportividad en su trato a Iniesta. Y sin embargo el resultado puede parecer que no fue sino otro paseo del Barcelona de Guardiola. Colosal error.

Los méritos del Espanyol fueron muchos pero se volvió a demostrar que cuando el Barça sale con los ocho campeones del mundo más Messi, Alves y Abidal es prácticamente imbatible. Alguien habrá porque siempre hay alguien, pero de momento parecen de otro planeta. Frente a un equipo con todas las virtudes mencionadas, no solo marcó cinco goles sino que Messi y Piqué se dejaron un par de ellos a puerta casi vacía y Villa desaprovechó varios pases en profundidad por su tendencia a caer en fuera de juego. El único problema que se me ocurre que le quede por solucionar al Barcelona es ese medio metro de más que utiliza Villa en sus desmarques. Con todo, lleva ya 11 goles en 15 partidos.

Si el otro día ante la Real dio una exhibición de toque y estilo, en Cornellá tocó fajarse. El Espanyol entró duro, pero noble, no permitió más lujos que los inevitables. Por momentos, el Barcelona se vio obligado a recurrir a la contra y de hecho así llegaron el cuarto y el quinto gol, ambos de Villa, que sentenciaron un partido enloquecido y vibrante. La incidencia de Busquets en el juego fue menor de lo habitual y el Barça lo notó mucho, Xavi e Iniesta tardaron en enchufarse y durante la primera parte fue Pedro el que volvió loco a la defensa blanquiazul.

Lo del canario empieza a ser de palabras mayores. Por supuesto, es campeón del mundo y eso ya dice bastante, pero es que no deja de crecer. Recuerda al mejor Eto´o con algo más de calidad técnica y menos gol, por supuesto. Roba, incordia, se desmarca por derecha, izquierda y centro, acude al rechace… Si Messi es el mejor jugador del mundo con diferencia en parte debe ese éxito a Pedro: su conexión es total, paredes, espacios, primeros toques. Por cierto, el argentino no marcó esta vez. Se limitó a dar dos pases de gol y hacer el tiro cuyo rechace desembocó en el 0-3. Infatigable este chico.

Quedan las cifras: 43 puntos en 16 jornadas y 51 goles, que es una barbaridad, más teniendo en cuenta que solo ha recibido 9 en contra. Su racha se quedó en 31 goles seguidos sin encajar ni uno solo de su rival. Con todo, si el Madrid gana mañana seguirá a dos puntos. Solo dos puntos. Si hablamos de persistencia y fe, la de los madrileños, temporada tras temporada, con Juande, Pellegrini o Mourinho es digna de admirar.