domingo, junio 19, 2011

El 19-J en Madrid


La afluencia masiva a la manifestación de esta mañana con el difuso lema de "Contra el pacto del euro", al que luego no se hizo prácticamente ninguna referencia en la concentración, deja clara una cosa: uno puede estar de acuerdo, puede no estar de acuerdo, puede considerar este movimiento pueril o puede considerarlo una alternativa viable, en fin, puede pensar lo que quiera, pero mejor será que se lo tome en serio y no reduzca todo a términos de "izquierda vs derecha" o "políticos vs perroflautas".

Agotada esta segunda vía por la presencia de decenas de miles de personas y muy escasos radicales, determinados medios de comunicación apuestan ahora por explotar la primera: peligrosos izquierdistas amenazan la paz social en España, con banderas republicanas y gritos a favor de la huelga general. Es curioso que los medios que se autoproclaman de derecha o de centro-derecha tengan un empeño tan grande en que el 15-M sea un movimiento de izquierdas, puesto que parece ya que terrorista y batasuno, qué lástima, no puede ser.


Es un empeño peligroso, parece buscar necesariamente un enemigo al que combatir y esa no debería ser la idea. Para mí, por encima de izquierdas o derechas están los ciudadanos. Y a los ciudadanos hay que escucharlos. "Escuchar" y "obedecer" no es lo mismo, ojo. Aquí, quien gobierna legítimamente es el Gobierno de la nación respaldado por Congreso y Senado. Yo de esas posiciones no me muevo. Pero si en vez de estar muertos de miedo intentaran escuchar algo, ganaríamos mucho terreno porque, como digo siempre, convenciendo a los ya convencidos no se adelanta nada: necesitamos a los no convencidos para avanzar.

Decía Artur Mas el otro día que prefería el orden con problemas de esta democracia que el caos que había vivido en Ciutadella. El problema es que no sé si se puede elegir entre esas dos opciones. Ojalá, sí, por supuesto. Mi duda es si la única elección ahora mismo es: regeneración o Grecia. El 15-M propone una regeneración difusa, poco articulada, inocente, utópica... pero pacífica. Cualquiera que vea Telemadrid sabe que Atenas ahora mismo es un campo de batalla y tenemos que alejarnos de ahí a toda velocidad.

¿Qué hacemos entonces con la gente que sale a la calle contra la mediocridad política, su alejamiento total de la sociedad y los beneficios enormes de la banca frente a las pérdidas masivas de trabajadores y pequeños-medianos empresarios? ¿Qué hacemos con su rabia? O la canalizamos de forma pacífica mediante reformas o acabará explotando de otra manera en otro momento y será mucho peor. Hay que tomarse esto en serio, insisto, repetir una y otra vez "es una chiquillada" no hará que el desencanto desaparezca por arte de magia.

En cuanto a la manifestación en sí, es cierto que hubo banderas republicanas y algunas consignas de izquierda rancia. Me desagradan porque creo que esto no es una cuestión de república contra monarquía o de izquierda contra derecha, insisto: son problemas que nos atañen a todos. Vamos a dejar de decir que hay dos Españas condenadas a odiarse porque es mentira. Hay problemas y soluciones, y coinciden muy a menudo cuando dejamos a un lado los prejuicios.

Sí, hubo gritos a favor de una huelga general. Es lógico. La manifestación la convocaba una asociación claramente de izquierdas y de origen semi-sindical. No sé por qué Democracia Real Ya se adhirió sin más a esa manifestación, supongo que la cuestión es legal, de permisos. Probablemente fuera un error, esta misma manifestación la podríamos haber hecho el 26 y ahorrarnos banderas, silbatos y canciones que ya eran viejas en el 68.

En cualquier caso, uno puede quedarse con eso, como harán La Razón, ABC, La Gaceta y compañía o quedarse con la durísima crítica al PSOE, a los sindicatos -"sí a la lucha de los trabajadores... sin liberados ni subvenciones"-... a determinada izquierda, en definitiva que se ha alejado también de la sociedad y no entiende nada de nada.

Pueden quedarse con las protestas contra la izquierda o los alegatos a favor de la izquierda o lo que quieran, pero les pido que vayan más allá: la cultura del becario no es de izquierdas ni de derechas, es un robo. El descontrol del sistema financiero no es de izquierdas ni de derechas, es un abuso de avaricia y un principio de estafa. La mediocridad de los partidos políticos, su falta de democracia interna, su pesebrismo constante para llegar arriba... es común a la izquierda y la derecha. La corrupción en Valencia es como la de Andalucía, la de Madrid parecida a la de Extremadura... en fin, si es que esto da igual: el caso es que, al final, el que se ha quedado en el paro soy yo, o es usted o son nuestros primos.

De izquierdas o derechas.

Es momento de hacer revisión y autocrítica. Todos. No de seguirse odiando sin más o de echar la culpa directamente al enemigo. Pensar qué podemos hacer mejor y cómo podemos hacerlo juntos. Porque, con odio y sectarismo, llegaremos a Grecia. Porque con orejeras y empeñados en el libre mercado sin control alguno, acabaremos como Islandia. Y no, a mí no me parecen ninguno de los dos casos caminos a seguir.