domingo, julio 03, 2011

Nadal, Djokovic, Federer y su liga escocesa


Todavía tenemos en la mente la pasada final de Roland Garros entre Nadal y Federer, la octava de Grand Slam que disputaban entre ellos. De un lado, el hexacampeón de París, ya con diez “grandes” en su haber y del otro, el único jugador de la historia que ha llegado a al menos cinco finales en Australia (5), Roland Garros (5), Wimbledon (7) y US Open (6). Además, el suizo ha ganado cinco veces el Masters en seis finales disputadas y Nadal se ha llevado a casa tres Copas Davis y una medalla de oro olímpica.

¿Hasta qué punto el dominio total de estos dos jugadores en los últimos siete años tiene que ver con su enorme clase o con la ausencia de rivales? Obviamente, es la pescadilla que se muerde la cola: si ellos ganan siempre, los demás no ganan nunca y no consiguen engordar su palmarés. La increíble racha de Djokovic le ha dado para ganar Australia por segunda vez en su carrera, pero poco más. El asunto no es enlazar 42 victorias consecutivas sino conseguir siete en el momento adecuado.

Es difícil juzgar méritos y comparar. Tengo a Federer por el mejor jugador de tenis que he visto en mi vida, independientemente del número de trofeos que consiga y creo que Nadal probablemente sea el mejor deportista de la historia en términos de competitividad: no falla nunca. Si quieres ganarle tiene que ser a mamporrazos, pero su mentalidad y su eficacia a la hora de jugar los puntos clave no tiene igual en la historia de este deporte ni de cualquier otro.

Con todo, es complicado asimilar que entre dos jugadores se hayan repartido 26 títulos de Grand Slam en un margen de ocho años. Por ejemplo, Agassi y Sampras, que empezaron su rivalidad con una final del US Open en 1990 y la acabaron con otra final del US Open en 2002, sumaron 21 grandes en ese período de 12 años, al que habría que sumar un 22º título de Agassi en Australia en 2003.

En la década que va de 2000 a 2009, siete jugadores lograron dos o más títulos de Grand Slam: Agassi, Sampras y Kuerten, que venían de los 90 más Nadal, Federer, Hewitt y Safin. Si acotamos la estadística a los últimos diez años, es decir, desde 2002, nos quedamos con tres: Nadal y Federer, claro, y Djokovic. De hecho, desde 2004 a 2011 solo seis jugadores han conseguido ganar un torneo del Grand Slam: los tres citados, Del Potro (US Open 2009), Safin (Australia 2005) y Gaudio (Roland Garros 2004).

El dominio de Nadal y Federer, que también se han repartido todas las semanas como número uno del ranking desde enero de 2004 es absoluto y nos obliga a pensar: ¿Qué hubiera pasado de jugar en otro momento?

Como dije antes, el dominio de Sampras y Agassi en los 90 fue reseñable, incluso desde el punto de vista publicitario, pero no absoluto. Otros seis jugadores ganaron al menos dos títulos de Grand Slam durante el período de 1990 a 1999: Becker, Courier, Kafelnikov, Bruguera, Rafter y Edberg. Aparte, jugadores como Andrés Gómez, Thomas Muster, Petr Korda, Richard Krajicek o Carlos Moyá tuvieron su momento de gloria en los grandes.

¿Había más calidad entonces? Imposible saberlo, pero desde luego había más competitividad. Algo me dice que, de jugar regularmente contra el mejor Muster, el mejor Bruguera o el mejor Moyà, Rafa no habría ganado seis Roland Garros en siete años, aparte de los 7 Montecarlos, 5 Romas y un largo etcétera de títulos en arcilla. El problema de esta década ha sido la ausencia de especialistas en tierra batida. No solo Nadal es el mejor jugador sobre esa superficie sino que sus dos únicos rivales llegan exportados de pista dura: Federer y Djokovic. Nadie más ha osado entrar en los dominios de Rafa.

Tampoco creo que Federer hubiera ganado 16 Grand Slams de haberse tenido que enfrentar contra el mejor Agassi o el mejor Sampras en el US Open o contra el mejor Becker y el mejor Edberg en Wimbledon. Es imposible comparar épocas sin más, pero algo falla cuando, en los últimos siete años, todos los títulos de Roland Garros y Wimbledon se los reparten exclusivamente entre dos jugadores.

Lo que sin duda ha traído esta década es la figura del “jugador total”, ahí tenemos a los Djokovic, Murray o Del Potro, capaces de ganar en tierra, hierba, pista dura, pista cubierta… Los especialistas van desapareciendo poco a poco: queda Roddick, ya en franca decadencia, queda Ferrer y parte de la Armada española, eclipsada por el huracán Nadal y poco más. Los jugadores de ahora juegan bien en todas las superficies pero no lo suficientemente bien como para batir a los dos grandes.

En su momento, sabías que, a base de saque y volea, Edberg y Becker iban a llegar lejos en Wimbledon, Australia o Nueva York aunque fracasaran en París. Sabías que, por el contrario, la tenacidad y la resistencia de Lendl, Muster, Courier, Bruguera o Kuerten les iba a llevar a las últimas rondas de Roland Garros aunque apenas pasaran dos o tres eliminatorias en Wimbledon.

No me voy más atrás porque sería ridículo.

Ahora no. Ahora sabemos que Nadal y Federer tendrán su lugar en las semifinales y que, muy probablemente, Djokovic y Murray les acompañen. ¿Es porque son los mejores de todos los tiempos? Imposible saberlo, algo de eso hay, pero que no haya aparecido nadie en estos años que les tosa resulta sospechoso.

Publicado originalmente en el blog especializado "La cinta de Borg", de Rafael Plaza