viernes, septiembre 02, 2011

Por qué el Barcelona es favorito


En el deporte hay que tener dos cosas claras: el campeón siempre es el favorito… y nadie gana todo el rato. Obviamente, ambas sentencias son contradictorias, y en esa contradicción tendrá que vivir el Barcelona todo el año.

Más allá de sus éxitos deportivos, el Barcelona ha conseguido crear una narrativa que intenta explicar todo de una manera racional y casi científica. Resulta irritante para los no barcelonistas e incluso para muchos de los barcelonistas: una cierta superioridad moral, estética, como si el Barcelona no ganara por juego sino por destino. El poder del bien absoluto.

Volvamos a los orígenes: las narrativas no ganan títulos; las decisiones concretas, sí. El Barcelona se ha armado con un concepto detrás, de acuerdo, al que ha sido fiel con menos dogmatismo del que se dice. Ese ha sido su gran acierto: la capacidad de cambiar. Un equipo enquistado es un equipo previsible y el Barcelona es de todo menos eso: te puede ganar de mil maneras distintas, incluso puede empatarte en el Bernabéu sin apenas pretemporada y tirando dos veces a puerta.

Para triunfar en 2012, el Barça tendrá que olvidarse del mito y sufrir la realidad de los campos embarrados, las ruedas de prensa y las portadas deleznables. El fútbol español es una guerra y lo era mucho antes de Mourinho, de hecho Mourinho solo ha institucionalizado todas las fobias que llevaban años apareciendo en los periódicos. De su capacidad para abstraerse de esa especie de lucha moral y jugar al fútbol dependerá su éxito o fracaso en la temporada.

En ningún caso se podrá hablar de un “fin de ciclo: el Barcelona tiene equipo para años, solo que a veces ganará y a veces perderá, sin que eso tenga que ser un drama. Hay una estructura, unos jugadores y sobre todo un entrenador que garantiza un mínimo de competitividad y que además se resiste a demonizar o menospreciar al enemigo. Leyendo determinada prensa uno pensaría que el Barcelona gana por necesidad matemática y leyendo otra prensa pensaría que su único mérito es ganarse al árbitro.

Por supuesto, ambas cosas son absurdas: lo que diferencia a un buen equipo del mejor equipo de la década es...

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