domingo, marzo 11, 2012

Ni mileuristas


Javier Moreno, director de El País, publica ayer de madrugada en Twitter la siguiente afirmación: "La angustia de una generación es el drama de todo un país, #nimileuristas en la primera de EL PAÍS de hoy". Dejando de lado lo que supone titular con un hashtag, que es reducir el periodismo a la mínima expresión, ni siquiera 140 caracteres sino apenas unos 15, la preocupación de Moreno resulta poco creíble. No porque el tema no merezca muchas portadas. Las merece. Entre otras cosas, porque su periódico -o una lectora de su periódico- acuñó el término "mileurista" para referirse a los titulados con masters y estudios superados que solo llegaban a esa cantidad al mes y ocultaba así la otra realidad: que aquellos que llegaban a esos 1000 euros eran unos privilegiados.

Ahora bien, escándalos los justos. El papel de los periódicos, de las empresas periodísticas, me refiero, en la precarización del mercado de trabajo juvenil lleva siendo importantísimo desde hace años, todos ellos recurriendo desde hace décadas a la figura del "becario", es decir, aquel joven estudiante que, a cambio de vivir la ilusión de ser periodista, trabajaba un verano entero o el tiempo que hiciera falta, a menudo sin contrato y con una retribución anecdótica, desde luego y en cualquier caso, muy inferior a los 1000 euros al mes.

La cosa empeoró hace unos años, cuando prácticamente todos los medios de comunicación vieron el filón que suponían sus "Masters", estudios de postgrado vinculados a alguna universidad que pusiera el nombre, y que obligaban a sus alumnos al pago de 5.000, 10.000, 12.000 euros a cambio de unas cuantas clases y, sobre todo, el anzuelo de poder trabajar en sus reputados medios de comunicación. El País no es el único periódico que lo hace pero quizá fue el pionero. Sus becarios, ahora, no solo tienen contratos basura con sueldos precarios sino que encima ese es el premio por haber desembolsado antes 11.500 euros aproximadamente.

Sin pagar ese dinero antes, vienen a decir, olvídate de la SER, olvídate de El País, olvídate de Cinco Días y así sucesivamente.

Por supuesto, supongo que hay excepciones: periodistas suficientemente válidos que han conseguido entrar sin pagar o que, aun pagando, se han consolidado después en la plantilla. Pero, ¿cuántos son los que trabajan sus tres meses de verano de manera casi gratuita para acabar en la puta calle después? Cientos. A lo largo de los años, miles. Que el director de ese periódico se rasgue las vestiduras y hable de "el drama de todo un país" como si fuera algo que a él no le toca ni de refilón tiene un punto que se parece a la hipocresía. ¿No hay becarios en El País?, ¿cobran todos por encima de los 1000 euros para evitar ese drama?, ¿es sencillo entrar a trabajar en el Grupo PRISA sin pasar antes por su Master de 12.000 euros?

He de entender que el equivocado soy yo y que las respuestas a estas preguntas serán respectivamente "No", "Sí" y "Sí"... pero me cuesta creerlo. Porque lo he visto. Ya sé que una de las labores modernas del periodismo es intentar convencernos de que no hemos visto lo que hemos visto, pero a veces el empeño parece excesivo.

NOTA: Mi querido Diego Salazar me envía este enlace sobre las condiciones de los becarios en El País y las investigaciones al respecto de la inspección de trabajo. Recomendable lectura.