lunes, abril 23, 2012

¿Qué será del Barcelona sin Guardiola?



Acaba abril y aún no sabemos nada de la renovación del entrenador más influyente del fútbol español en los últimos años: un hombre que, viniendo de Tercera División, cogió a un equipo que acababa de quedar tercero en la liga anterior, con pasillo humillante incluido al campeón en el Bernabéu y moción de censura a su presidente, echó a su principal estrella y se llevó 13 de los 16 títulos siguientes, cifra que aún podría aumentar a lo largo de las próximas semanas.

Como el tiempo es traicionero, es posible que para cuando ustedes lean esto, el dilema ya se haya resuelto y Guardiola haya renovado un año más o haya preferido ceder los bártulos. En la última semana, he recibido una información fiable de que se va y otra información fiable de que se queda. Imposible saberlo. Si algo ha hecho bien el Barcelona en los últimos años –entiendo que con cierta cooperación de los medios que cubren al equipo- es impedir filtraciones, tanto en fichajes como en operaciones delicadas como ahora con la renovación de su técnico.

¿Qué importancia ha tenido Guardiola en el Barcelona? Toda. Por supuesto, ahora Messi se lleva los elogios porque se ha convertido en un jugador de otra época, pero si el argentino ha llegado a ese nivel es porque su técnico le quitó de la banda, le llevó al centro y supo blindarlo para que nada ni nadie le molestase. Sin Guardiola puede que Messi siguiera siendo un extremo habilidoso y rápido con facilidad para el gol o el jugador intrascendente que a menudo es con Argentina. Puede. También puede que no, pero el caso es que ha sido Guardiola el que ha llevado a Leo al estrellato mundial.

En general, los cuatro años de Guardiola en el Barcelona han conseguido ligar algo que parecía imposible: juego bonito y resultados. Da gusto ver al Barça no solo porque triangule mucho o tenga mucha posesión sino porque corren como condenados. Ha sido el equipo menos goleado de la liga en las últimas cuatro temporadas. La diferencia con versiones anteriores como las de Rijkaard, Van Gaal o Cruyff es precisamente la facilidad para llevar el orden táctico un paso más allá: cada jugador sabe dónde ubicarse en la presión, dónde empezar, dónde delegar y cómo reconstruir el ataque. Probablemente nada de esto hubiera sido posible sin Busquets, pero, ¿qué sería de Busquets sin Guardiola? Quizás estaría cedido ahora mismo en el Sabadell.

Por todo esto, el miedo del barcelonista a que Guardiola se vaya del banquillo es lógico. El de Santpedor es un chollo: te permite mantener un discurso “buenista” por el cual todo lo que hace tu equipo es la bondad personificada y además te da los títulos, que es lo que todo hincha quiere. Al aficionado de a pie le da igual si en su camiseta pone UNICEF o Qatar Foundation, pero perder contra Mourinho le lleva por la calle de la amargura y, hasta ahora, Guardiola ha sido el muro de contención de todas esas frustraciones.

Dicen los que saben que el objetivo de Pep es dejar a Tito Vilanova de entrenador cuando él se vaya. Una manera de garantizar la continuidad. En la directiva hay lógicas dudas de que Vilanova pueda aguantar la presión mediática que supone entrenar al Barça. A este nivel, el talento táctico, el conocimiento, incluso el trato con los jugadores es muy importante, pero saber lidiar con la presión en primera persona, dar la cara seis veces a la semana ante la prensa y aguantar los mensajes sibilinos tampoco es precisamente sencillo.

Aunque Guardiola llegara sin más experiencia que la del filial, por su larga trayectoria como capitán del equipo sabíamos que se amoldaría al liderazgo público con facilidad. Saber soportar los halagos desmedidos, incluso ridículos, y las críticas y odios que toda popularidad conlleva. ¿Será capaz de eso Tito Vilanova? No lo sabemos. Por otro lado, ¿quién si no? ¿Volver a la escuela holandesa, caer en la tentación del técnico serio y trabajador y los fichajes brasileños?

Si algo ha conseguido el Barcelona desde 2004 es quitarse de encima un sentimiento de inferioridad que parecía haber desaparecido con Cruyff y Van Gaal pero que los cinco años de Gaspart y compañía volvió a poner de relieve. Los tiempos de los cochinillos y las llantinas. No va a ganar siempre. Ganará más o menos las mismas veces que el Real Madrid, puede que menos. Siempre ha sido así, no es ningún escándalo. Lo importante es que sepa adónde va. Con Guardiola o sin Guardiola. Y a la vez saber disfrutar del presente y del pasado. Si Pep se fuera este mismo verano, aparte de una lógica inquietud, el aficionado culé debería sentir gratitud, casi alivio. Ese hombre se ha dejado la salud por su club, quizás haya llegado el momento de que él también descanse.

Artículo publicado originalmente en el periódico El Imparcial, dentro de la sección "La zona sucia"