martes, noviembre 27, 2012

El padanismo de Mas deja una Cataluña a la italiana


A CiU le iba bastante bien siendo CiU hasta que decidió ser ERC. A partir de ese momento a quien le ha ido bien es a ERC, que roza convertirse en la segunda fuerza política en Cataluña por primera vez desde la llegada de la democracia. Tiene su lógica. Si el objetivo era la independencia; si la independencia era el único fin de las elecciones, por encima de los recortes, las políticas sociales, la corrupción o la gobernabilidad misma, ¿por qué no elegir a los que siempre la han defendido? Artur Mas se preocupó de rodearse de esteladas en todos sus mítines y de ahí solo podían salir dos cosas: que el president se apoderara del símbolo o que el símbolo acabara con él. 

En parte, ha ocurrido lo segundo.
 

No debemos olvidar que, con todo, CiU ha ganado las elecciones holgadamente. No ha llegado a los 70 escaños que la propia Generalitat le daba en sus sondeos ni a los 68 de la mayoría absoluta ni siquiera a los 60 que le otorgaban la mayoría de los medios de comunicación. Pero ha ganado. A partir de ahí, el resto es un caos absoluto e impredecible. ¿Con quién piensan gobernar? ¿Con el PP como en la anterior legislatura? Las matemáticas siguen cuadrando por los pelos. ¿Con ERC para “hacer nación”? Si ERC vota los presupuestos convergentes y asume sus recortes brutales, se condena a un batacazo como el posterior al tripartito.
 

La campaña se ha polarizado tanto en torno a independentismo- no independentismo que resulta difícil saber quién ha ganado aquí. Los partidos claramente independentistas suman algo más de 70 escaños. Los no independentistas, un poco menos de los 50, pero aun así han salvado la “bola de partido”, por así decirlo. El ascenso de PP y Ciutadans hay que atribuirlo al aumento en la participación. Muchos de los que solo votan en las Elecciones Generales han decidido hacerlo también en las autonómicas, es decir, han tomado conciencia de que Cataluña es también algo suyo y ya venía siendo hora. Esa misma movilización ha impedido el anunciado batacazo del PSC, que sí, baja en escaños y en porcentaje… pero apenas pierde 50.000 votos cuando se jugaba seriamente su futuro regional y estatal.
 

Las grandes decepciones vienen por parte de ICV, que no consigue hacerse el hueco que cabe esperar de una formación de izquierdas en tiempos de crisis y, en menor medida, de CUP, aunque en este caso el problema viene de las enormes expectativas generadas. Insisto, si había que ser de izquierdas y pedir la independencia, es normal que el beneficiado fuera ERC. No quiero dejar de mencionar los resultados de UPyD, que si quiere realmente consolidarse como una alternativa nacional no puede conformarse con un 0,4% de los votos por muchas visitas que tengan sus vídeos en YouTube. El resultado es tan calamitoso que obliga a replantearse muchas cosas, principalmente por qué Ciutadans es capaz de captar a un electorado fiel, no independentista, de centro izquierda, mientras el partido de Rosa Díez no capta a nadie. El reto en Cataluña, en cualquier caso, no es alcanzar a Albert Rivera, sino sacar más votos que el Partido Pirata o el PACMA anti-taurino. Y no vale culpar a los medios de todo una vez más, la falta de autocrítica empieza a ser irritante.
 

En definitiva, se vienen tiempos duros en Cataluña. Tiempos de populismo y gresca. Probablemente, Mas abandone sus planes soberanistas porque la realidad le ha caído encima con virulencia. Es imposible jugar a dos bandas: o políticas de austeridad con el PP o revolución con ERC. Si, los números cuadran, pero las dos cosas a la vez no son posibles y la segunda sería un disparate para ambos partidos. No quedan muchas más opciones salvo la sociovergencia que disfrace la independencia de federalismo. No sé cuántas pegas pondría el PSC, supongo que no muchas.
 

Todo lo demás son cuatripartitos imposibles a la italiana. Si algo ha conseguido Mas con toda esta agitación a lo Padania ha sido convertir a Cataluña en una pequeña Italia. No sé si es un motivo para sentirse realmente orgulloso.


Artículo publicado originalmente en el diario El Imparcial dentro de la sección "La Zona Sucia"