lunes, enero 27, 2014

Get lucky



En los peores días, sonaba Jovanotti y su "Estate", o "Blurred lines" de Robin Thicke, y yo me quedaba con la parte en la que dicen "you´re the hottest bitch in this place", que no es lo más políticamente correcto que se le puede decir a alguien pero que era inevitable gritárselo a la Chica Diploma, porque la Chica Diploma era definitivamente la tía más buena de ese lugar, de cualquier lugar, conduciendo nuestro Fíat por la Toscana, girando en carreteras de dos sentidos, parándose en las cunetas para sacar fotos de pueblitos con monasterio y campanario.

Esos eran los peores días, así que imaginen. Buon pomeriggio desde la RDS, 100% Grandi Sucessi. Acabábamos de casarnos y yo apenas podía creérmelo, de hecho, si lo pensaba, no me lo creía, tenía que poner una cierta distancia, como si no me estuviera pasando a mí, como si esa chica maravillosa de cara de ángel y cuerpo de modelo tuviera que corresponderle por decreto a otro. Así eran las cosas de Florencia a Siena y de Siena a Pisa y de Pisa a Suiza, coches enormes paseándose por Lugano y nosotros como en una canción de Paul Simon esperando que nos quieran, sin más, por lo que somos.

Los mejores días, en cambio, incluían "Get lucky", que en un mes se había convertido en una especie de himno y estuvo a punto de abrir nuestro baile de bodas, solo que al final nos decantamos por algo más clásico, algo estúpido como decirte por ejemplo te quiero, y casi sin dejar acabar una, empezar la otra, porque lo bueno de la canción es que te da ese margen de preparación. El punto en común entre "Blurred lines" y "Get lucky" era Pharrell, pero eso lo descubrí más tarde, ya en Madrid. De Pharrell sabía poco pero lo poco que sabía me inquietaba para bien. Pharrell le decía a Gwen Stephani, "Can I have it like that?" y ella le decía" You´ve got it like that" y así se producían las conversaciones entre la Chica Portada y yo en 2005 y 2006, tiempos en los que precisamente, si nos pasábamos la noche en pie hasta la salida del sol, era por si teníamos suerte y pillábamos algo.

El caso es que meses después, una mañana de gripe y fiebre, me encuentro con el vídeo de arriba, en el que Pharrell, la banda, y un confuso Stevie Wonder se ponen a cantar "Get lucky" en los Grammy mientras todo el mundo baila, todo el mundo siente que esa noche va a tener suerte, aunque en su caso no tiene mérito porque ellos tienen suerte siempre, por eso están ahí, en ese teatro, y yo estoy en la cama, la Chica Diploma en el trabajo, como hace la gente sana, y por un momento tengo la sensación, al ver los planos de Paul McCartney, de Ringo Starr, incluso de Yoko Ono, de que no se están enterando mucho de qué va el rollo pero da igual, porque en realidad lo que están haciendo es darnos permiso a los demás para disfrutar, para establecer la conexión de los 50 años de esplendor de la música pop y a mí me parece la hostia, sinceramente: Pharrell, Stevie Wonder, la canción de mi boda, la canción que podría haber sido la banda sonora de mi segunda adolescencia, y además esos cabrones de Liverpool bendeciendo el pan y los peces, así que me pongo a llorar, como un idiota, probablemente algo de fiebre bajo las sábanas, repitiéndome "We´re up all night to get lucky, we´re up all night to get lucky" y recordando que lo más bonito de esas canciones, lo que siempre me ha llamado la atención, es el uso del "We", un uso de los pronombres que en castellano se da por hecho, como si uno pudiera dar por hechas esas cosas y pretender a la vez llegar a algo.

Y el otro pensamiento es que la música lo es todo, que no hay nada similar, ni escritura ni cine ni arte ni nada, que habría dado cualquier cosa por haber compuesto algo tan sencillo como ese estribillo facilón o cualquier estribillo de RDS. Algo directo, sin elaboración. La inmediatez. El nacimiento de la tragedia. Sospecho que algún día, tarde o temprano, acabaré llorando abrazado a un caballo y ese será el final de todo.