miércoles, julio 02, 2014

Reflujos del Niño Bonito



A nuestro lado, o más bien cerca de nosotros, en la misma habitación pero en el ángulo contrario, una niña le dice a su madre: "Mamá, me duele; mamá, no puedo más" y lo dice sin llorar pero con una desesperación fácil de intuir, casi peor porque es menos rabiosa, más consciente, más "mamá, haz algo, tienes que hacer algo". El Niño Bonito duerme en los brazos de la Chica Diploma o quizá ni siquiera, quizá sigue berreando como en las últimas cinco horas. Algo le pasa a un niño cuando su llanto altera a una unidad de urgencias pediátricas.

Miro a la niña ajena y al niño propio y le digo a mi mujer: "No sé si podré soportar algo así" y ella dice que es peor no saber lo que le pasa a tu hijo pero sigo teniendo dudas, quizás es peor que tú lo sepas y él lo sepa y te pida que lo soluciones porque al fin y al cabo quién coño eres tú si no solucionas problemas. Lo trajiste al mundo para protegerle, esa es tu responsabilidad.

De vez en cuando viene una enfermera muy simpática y lo coge boca abajo y boca arriba y se lo aprieta vertical contra el pecho o lo mece o lo deja sobre una cunita... pero el Niño Bonito no modifica un llanto que no es llanto, que es pura desesperación y alarido, su mano pequeña apretando mi solapa, incapaces de soltarle entre dos, como si supiera que en esa solapa está parte de su salvación, de su consuelo. Él, al menos, no sabe quién soy. Todavía, no. Cuando lo sepa, en ese momento, no habrá marcha atrás y sí, cariño, nos hemos metido en una buena.

Por lo demás, el personal, ya digo, es agradable Tienen que serlo. Yo no soy capaz de aguantar diez minutos de "Mamá, me duele", imaginen a la tercera guardia. Al Niño Bonito le tocan los cojones y las caderas y los oídos y la nariz pero no ven nada raro. Simplemente, un niño que llora. No es normal que llore pero llora. Nos dicen "haberlo traído antes" pero ¿cómo contentar a todo el mundo? Hemos jugado el papel de padres primerizos no histéricos y se nos ha ido un poquito de las manos. Al final, le diagnostican reflujo y le mandan ranitonina. Yo creo que le diagnostican reflujo porque nosotros hemos venido muy convencidos de que era reflujo pero me tranquiliza saber que han tardado cinco horas en darnos la razón y no solo cinco minutos.

Probablemente porque no tengamos razón. O vaya usted a saber.

El caso es que una niña con neumonía, de unos dos años, aspira de una máscara que la ahoga y grita, intenta quitársela, su madre aguanta, le dice: "Es por tu bien, tranquila, es por tu bien" y para evitar el frío nos dicen que esperemos en la sala de lactancia, donde el Niño Bonito no lacta nada sino que duerme, agotado, el ardor o los gases o lo que sea dando una tregua como la que la epidural le dio a su madre en el parto. El Niño Bonito es bonito de narices cuando está tranquilo y contento.

El problema es que no está tranquilo y contento todo lo que nos gustaría. Y obviamente nos sentimos culpables porque si no podemos hacer que nuestro hijo sea feliz, ¿qué clase de personas somos?