domingo, noviembre 09, 2014

Wonderful tonight



El periódico El Mundo publica el lunes un editorial en el que alaba la pluralidad de opiniones y el respeto a todas ellas por parte del medio. Lo ejemplifica en el artículo de Pedro Jota Ramírez, que se había publicado el día anterior y en el que criticaba el alejamiento del actual director, Casimiro García-Abadillo, tanto de la línea editorial de Ramírez como de su persona. El editorial, como suele suceder, no viene firmado por nadie, pero si no lo ha escrito el propio Abadillo desde luego lo parece.

Una semana más tarde, el periódico El Mundo decide no publicar el siguiente artículo de Pedro Jota Ramírez porque la pluralidad y el respeto están bien pero en pequeñas dosis. Una vez te has vanagloriado, ya puedes aparcarlo todo. Lo mejor del asunto -y en eso Pedro Jota, que no sé si lleva razón en esta disputa ni me interesa, ha demostrado ser bastante listo- es que el artículo no publicado no es otro ataque a Abadillo ni a Unidad Editorial sino a Rajoy, justo en el momento en el que atacar a Rajoy se ha convertido en el pasatiempo favorito de la sociedad.

Así, Ramírez tiene abiertas de nuevo todas las puertas de la conspiración: me echan porque les soy incómodo, me echan porque el director tiene demasiado ego y no acepta críticas o incluso me echan por mi artículo contra el presidente del Gobierno. En medio, el editorialista haciendo el ridículo. A mí me parece una genialidad táctica.

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Tengo una teoría algo estúpida pero que espero poder explicar sin que parezca un disparate: cuando veo a alguien medianamente famoso con una chica normal a su lado, una chica que no parezca sacada de un catálogo de lencería o de un informativo matinal de cadena privada, tiendo a pensar inmediatamente que es una buena persona. Alguien que es capaz de no utilizar su fama para irse con la más guapa de su clase es alguien un poco menos adolescente que alguien que necesita floreros a su lado, y a mí con la adolescencia me pasa como a El Mundo con la pluralidad, que a ratos y según me parezca.

Cuando le explico esto a mi madre -ella está de acuerdo, los dos coincidimos en el ejemplo de Roger Federer- mi esposa me mira alertada porque eso quiere decir: 1) Que ella no es espectacularmente preciosa o 2) que yo no soy una buena persona. Sobre lo primero no hay duda: acabamos de llegar de la boda de mi hermano, donde yo me he sentido como Eric Clapton en la canción que encabeza este artículo. La Chica Diploma, con su 1,75 y tacones, su sonrisa enorme, sus ojos marrones y redondos, su naturalidad en cada situación pública...

Lo que yo admiro de la Chica Diploma no es su belleza, eso no es mérito suyo, sino su constancia en la simpatía, el "saber estar" que a mí me falta todo el rato. Yo soy el típico tío que le llevas a cualquier lado y acaba provocando cierto recelo. Si alguna vez he sido agradable, se ha tenido que notar el esfuerzo. No ser un tipo simpático, de amistad fácil, borrachera y cocaína en el baño me atormenta, he de reconocerlo. Hasta cierto punto, creo que hace mi trabajo más difícil y me mete en un círculo vicioso: un atormentado que intenta ser agradable y como no lo consigue se atormenta aún más...

Sobre el segundo punto del razonamiento de mi esposa, solo puedo decir aplicar mis estudios de lógica y decir que el hecho de que "si A entonces B" no implica que "si no A entonces no B", aunque probablemente yo no sea la mejor persona del mundo y desde luego soy muy normalito, así que supongo que enamorarse de mí pese a todo la convierte a ella en un ser maravilloso.

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En El Confidencial sale otra encuesta para las generales: empate entre PP y Podemos con un 26-27% de votos y caída del PSOE por debajo del 20%. Hasta cierto punto, es la encuesta que llevamos tiempo esperando, la que certifique el fin del "efecto Pedro Sánchez". Sin distribución de escaños estas encuestas tienen poco sentido pero hay un dato que me invita a pensar que está mejor hecha que las demás: Ciudadanos pasa del 5% y adelanta a UPyD a nivel nacional. No soy un especial entusiasta de Ciudadanos pero su ajuste a los tiempos que corren les augura buenos resultados: tertulias, Albert Rivera y Javier Nart soltando discursos indignados y un enemigo definido dentro de la "segunda división política", que le llama Montano, que sirve para movilizar votos. Todo cuadra y como dije hace un par de semanas el resultado será muy bueno.

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Última lectura del domingo: La Otra Crónica sobre Francisco Nicolás. De entrada evitan el chiste y le llaman por su nombre y sus apellidos. Después, dejan claro por qué: el tipo no era ningún niño, ni siquiera físicamente, y nada hace indicar que fuera un Leonardo Di Caprio que engañaba a todo el mundo con una farsa. La frase del despacho de Soraya Saenz de Santamaría: "Es peligroso. Huíd de él". Francisco Nicolás en la fiesta privada del PP cuando Rajoy ganó las elecciones, haciendo fotos dentro y fuera. La borrachera de poder. Las acusaciones veladas de bisexualidad, un Patrick Bateman sin ratas hambrientas.

Nos hemos reído mucho del asunto pero en realidad lo que vemos no es más que el inefable PP de Madrid reflejado de nuevo en los espejos del Callejón de Álvarez Gato.